Muchas veces no nos damos cuenta que el CD Castellón está en Tercera División. Pese a tener un estadio de élite, una afición de Champions y un escudo con solera... todo lo demás, hasta que se demuestre lo contrario, es de Tercera. Sin faltar al respeto. Siendo realista. Y en especial, los futbolistas son también de Tercera, aunque seguro que tienen nivel para estar en una categoría superior.

Sergi Escobar, su técnico, lo ha repetido por activa y por pasiva: «Pese a la camiseta, somos de Tercera. Todos». Y razón no le falta.

Es por ello que en choques como el de ayer, pese a que el rival sea el colista de la categoría, el Recambios Colón, que inició el encuentro ya descendido, el CD Castellón no fue capaz de pasar del empate (0-0). La categoría es tan igualada que las diferencias son mínimas, y si tu oponente se ordena bien atrás y te atasca la salida... la tensión y la presión terminan por atascarte, como le sucedió ayer a los orelluts.

El Castellón nunca terminó de encontrarle el pulso al partido. Al igual que ante el Borriol, el Recambios Colón saltó al césped de Castalia, ya sin ninguna presión al haber descendido por la mañana, con la lección bien aprendida: agazapados atrás y con 10 futbolistas por detrás del balón, con solo un 9 en solitario arriba.

Escobar, consciente de qué rival iba a tener enfrente, buscó tener mucho la posesión, con Javi Rubio al lado de Castells como mediocentros, con Marenyà escorado a la izquierda, Serra a la derecha, Cristian Herrera de enganche y Cubillas arriba.

Pero no fue la tarde del conjunto albinegro. La fluidez en el juego brilló por su ausencia, y el fútbol era demasiado horizontal. Solo la profundidad de Javi Serra por la derecha y algunos coletazos de Kike Ferreres, con la izquierda para él, generaron peligro.

A medida que pasaban los minutos, y unido al aumento de la tensión en el ambiente, el Castellón entraba en las imprecisiones propias de la frustración, ya que las cosas no salían. Cristian Herrera y Cubillas se asomaron varias veces en busca del gol, pero en el primer acto apenas hubo ocasiones claras. Y al descanso se llegaba con un pírrico 0-0 y gracias, pues Adolfo Sanz, uno de los exalbinegros en el rival, puso el corazón en un puño a los 10.000 sufridores que acudieron a Castalia, ya que generó una acción en la que falló Zagalá y acto seguido su compañero Quintana no supo remachar.

QUERER Y NO PODER / El segundo acto arrancó con más de lo mismo. Los jugadores del Castellón, tensos hasta entonces, se fueron soltando, haciendo acto de presencia Abraham, apagado en la primera mitad, y el incisivo Cristian Herrera, que pudo desnivelar la balanza al poco del inicio.

Pero el equipo estaba espeso, como Cubillas, al que no lo encontraban sus compañeros, y fue el primer atacante reemplazado por un golpe en la costilla.

Con la entrada de Juanjo Gracia, Ximo Forner e Iván Sales --por otro lesionado, el propio Juanjo-- los orelluts comenzaron a volcarse al ataque. Pero ni con esas.

No era el día. Incluso hubo una jugada loca en la que Cristian Herrera, tras una falta de Javi Rubio, casi marca. Era el minuto 68 y la acción acabó en un córner tras el que a la contra Duco perdonó al Castellón, que pudo salir derrotado. Hubiera sido injusto, ya que Herrera volvió a perdonar en el 82. Por fortuna, el Orihuela empató y los orelluts siguen dependiendo de sí mismos para ser primeros en un play-off cuyo billete se selló matemáticamente ayer.