Volvemos de las vacaciones, retomamos rutinas, hábitos saludables como comidas y horarios... y cuesta, cuesta mucho.

Con la vuelta al running, pasa lo mismo y hay que hacerlo paulatinamente, por varios motivos. El principal, evitar lesiones, pero también para no agobiarnos porque no encontramos esas sensaciones físicas que teníamos al finalizar la temporada, porque el crono no engaña y rodando vamos más despacio... Por ello es importante a nivel psicológico seguir la siguiente guía que no dejan de ser objetivos a cumplir.

A. Acostumbrarse

Retornar a cualquier actividad cuesta e incluso nos supone un sacrificio. Es obvio, mente y cuerpo vienen de disfrutar de unnecesario descanso y les cuesta adaptarse de nuevo a las obligaciones. Por ello es importante acostumbrarnos física y psicológicamente a correr. Podemos empezar caminando, o trotando de forma suave no mucho más de 20 minutos. Es la fase más difícil.

B. Buenas sensaciones

Es una buena señal, pues significa que hemos superado la fase A con éxito y por tanto no nos hemos lesionado o agobiado de forma que se ha decidido posponer la vuelta al entrenamiento. Las buenas sensaciones son uno de los aspectos psicológicos que más favorecen al corredor, ya que se siente feliz y tisfecho realizando una tarea, y disfruta de ello.

C. Comenzando

Pasado un tiempo (1 ó 2 meses), podemos plantearnos entrenamientos más largos, más duros, que impliquen más desgaste físico y psicológico. Es decir, aunque no estaremos en un gran pico de forma, sí nos encontraremos físicamente bien para hacer los entrenamientos e incluso alguna competición sin demasiadas expectativas, más bien para retomar el contacto con el crono.

D. Disfrutando.

Si hemos llevado física y psicológicamente bien las tres fases anteriores y hemos respetado los tiempos, ya estamos preparados para disfrutar del running, pues el disfrute siempre ha de ser el principal objetivo en cualquier actividad que nos propongamos llevar a cabo.

A partir de este momento ya podemos empezar a planificar la nueva temporada y pautarnos objetivos, siempre definidos de forma muy clara, que sean realistas, que puedan medirse y que tengan una temporalidad, es decir, cuándo vamos a cumplir el objetivo, recordando siempre que hemos de ser flexibles y no totalmente rígidos sobre ello.

Por ejemplo, ‘en un medio maratón me gustaría correr en una hora y 45 minutos’.

*Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera