Las talalgias son lesiones frecuentes del corredor de fondo, incluso en la niñez. La apofisitis del calcáneo es frecuente de los 8 a los 12 años. La tuberosidad del calcáneo forma parte del sistema aquíleo-calcáneo-plantar; y no está fusionada al hueso durante el periodo de crecimiento, siendo sensibles a las fuerzas de tracción. Es frecuente en: atletismo, fútbol y básquet, coincidiendo con episodios de crecimiento rápido. Se asocia a soleo-gemelos cortos, genu-varo, talo-varo y supinación del antepié. El niño se queja de dolor en el talón, incluso cojea. Se confirma con rx axial o ecografía y descarta otras lesiones. Evoluciona favorablemente, con alza en ambos talones o plantillas correctoras si hay alteraciones de los ejes cadera-rodilla, rodilla-talón. Se aconsejan estiramientos y ejercicios excéntricos; evitando sobrecargas.

La celulitis de la almohadilla plantar es la inflamación de una espesa capa de septos fibrosos rellenos de tejido adiposo cuya función es amortiguar el impacto al correr. Los impactos son mayores en vallistas o saltadores. Presenta tumefacción, hematoma local y sensibilidad a la presión. Con dolor intenso debemos descartar rotura del aductor del primer dedo, de la fascia plantar o una fractura de estrés del calcáneo.

La lesión más frecuente del pie en el corredor es la inflamación de la fascia plantar y estructuras perifasciales. Es más frecuente en pies hiperpronadores, pies cavos y torsión tibial externa donde el pie en carga no llega a supinar lo suficiente, sobrecargando la fascia. Si el tríceps sural está tenso o corto impide esa supinación deseada. La causa más frecuente es la sobresolicitud por aumento de entrenamiento o descuido en zapatillas. El deportista explica un dolor sordo en la planta, con gran limitación al levantarse por la mañana o tras un periodo de reposo, mejorando al caminar, pero dificultando la carrera. En rx puede aparecer un espolón calcáneo que no es causa del dolor sino su consecuencia como osteofito de tracción del calcáneo. El diagnóstico es clínico y se confirma en ecografía o RMN. Debemos realizar el diagnóstico diferencial con otros procesos: enfermedad de Haglund, atrofia de la almohadilla grasa, síndrome del túnel tarsiano, tendinitis del flexor del primer dedo, bursitis calcánea plantar. Debemos descartar una enfermedad reumática en varones jóvenes, la espondiloartritis. El tratamiento es reposo, hielo, antiinflamatorios. La infiltración de corticoides no es conveniente pues favorece la rotura fibrilar de la fascia o atrofia del tejido subcutáneo. Se utilizan con buenos resultados ondas de choque. La cirugía está indicada en casos muy rebeldes. El mejor tratamiento es prevenir con un estudio biomecánico del pie, control del calzado y entrenamiento adecuado.

*Especialista en medicina de la actividad física y el deporte