Roberto Merhi aprovecha como si fuera la última cualquier oportunidad que se le presenta para poner en valor todo el talento que atesora como piloto y que, no hace mucho tiempo, le llevó hasta la Fórmula 1.

La última de esas oportunidades se produjo el pasado fin de semana, en un escenario tan especial como el de Montecarlo. El Campeonato FIA de Fórmula 2, que el castellonense disputa esta temporada integrado en el equipo holandés MP Motorsport, recaló en el Principado para abordar su cuarta reunión del año, coincidiendo con el Gran Premio de Mónaco de F- 1.

El circuito urbano monegasco es tan singular como complicado. Es un trazado estrecho, técnico, que no admite errores y en el que el piloto puede marcar la diferencia, como ya han demostrado a lo largo de la historia muchos nombres ilustres del automovilismo internacional.

Mónaco, por tanto, parecía el escenario perfecto para que Merhi buscara su oportunidad. Y lo hizo. El de Benicàssim firmó el viernes una carrera impecable, sacando el máximo partido a un coche que no es, ni mucho menos, el mejor del lote.

un podio de oro Aprovechando la experiencia de sus dos anteriores participaciones en el Principado, Merhi completó una manga magnífica, rodando siempre al límite mientras gestionaba a la perfección los errores que, vuelta tras vuelta, fueron cometiendo muchos de los pilotos que le precedían. Al final, el tercer peldaño de un podio tan especial como el de Mónaco fue el premio al excelente trabajo realizado.

La foto de la entrega de premios resultó cuando menos sorprendente y dejó patente la singular situación de Merhi. En ella, su mono negro impoluto contrastaba con las indumentarias ignífugas repletas de logos comerciales del ruso Artem Markelov y el indonesio Sean Gelael. El primero cuenta con el respaldo de Renault; el segundo, con el apoyo económico de una familia millonaria; y el castellonense -todo un expiloto de F-1-, está disputando mientras tanto la presente temporada sin el apoyo de ningún patrocinador.

¿Servirá un resultado tan mediático como el de Montecarlo para que cambie su situación? «De momento, no ha llamado nadie», señalaba ayer Teto. «Pero ¿quién sabe?».