Si es una de las 129.295 personas que en Castellón cobra una pensión contributiva sepa que en apenas unas semanas va a recibir dos buenas noticias. La primera llega todos los años por estas fechas y es el abono de la paga extraordinaria de verano. La segunda es mucho menos conocida. Se trata de la actualización de las prestaciones conforme a la subida que pactaron hace unos meses el Gobierno del PP y el PNV, y que se incluye en los Presupuestos del 2018, que están en fase final de tramitación en el Senado. Esa subida, que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha dicho que va a respetar, supone un incremento del 1,6%, frente al 0,25 % que se aplicó en el mes de enero. Como tiene un carácter retroactivo, esos atrasos supondrán que cada pensionista de la provincia recibirá durante el próximo julio un extra por un importe medio de 66,5 euros. A partir de agosto, y si las previsiones se cumplen, ya se aplicará a todas las prestaciones la subida del 1,6 %.

Los atrasos, que se pagarán a finales del próximo mes, van a suponer en Castellón un desembolso de 8,5 millones de euros, aunque no todos los pensionistas van a contar con la misma paguilla. Lógicamente, los 82.162 jubilados de Castellón tendrán los mayores ingresos porque también son los que tienen las pensiones más altas. De hecho, el importe medio de la paguilla de julio ascenderá a 75 euros. Quienes perciben pensiones por incapacidad permanente ingresarán unos 73 euros. Serán 47 para los que ingresan pensión por viudedad, 40 para prestaciones en favor de familiares y solo 29 para los perceptores de una pensión de orfandad, que es la más reducida.

La extra de verano y la minipaga de 66 euros supondrá un alivio para un colectivo, el de los pensionistas, que lleva años y años con la paga congelada, una situación que se ha agravado todavía más este año. Y lo ha hecho porque la recuperación económica está tirando de los precios y en el último año, el IPC ha aumentado en Castellón siete más de lo que lo han hecho las pensiones. Así, mientras el coste de la vida se ha disparado un 2,1%, las prestaciones de los titulares de una pensión solo lo han hecho un 0,25%. Ni siquiera el alza del 1,6% prevista para este año podrá compensar el subidón de los precios.

UN DESEMBOLSO DE 238 MILLONES

Abonar la nómina mensual y la paga de verano que reciben los pensionistas, además de pagar los impuestos correspondientes y cumplir el compromiso de subir las nóminas un 1,6%, supondrá para el Gobierno un desembolso importante. A nivel nacional se estima que la Seguridad Social tendrá que pagar durante las próximas semanas unos 17.700 millones de euros. En Castellón, serán unos 230 millones de euros, a los que habrá que sumar los 8,5 millones que costará la mini paga con los atrasos. En total, 238 millones de euros, cinco veces más que el recién aprobado presupuesto de Vila-real. Para hacer frente a todo ese dinero, el Tesoro Público ya ha autorizado un préstamo de 7.500 millones de euros a la Seguridad Social.

Como los gastos en pensiones no paran de aumentar y el incremento de las cotizaciones sociales no crece con la misma velocidad, el sistema es incapaz de afrontar por sí mismo el pago de las nóminas de los pensionistas. Así ocurre en España desde el 2012 y en Castellón la situación es exactamente la misma. El desfase se agranda hasta el punto de que las cotizaciones obtenidas por la Seguridad Social en la provincia apenas cubren el 66% del gasto de las pensiones.

Que el agujero crece y crece es algo que demuestran las últimas cifras que maneja el Ministerio de Empleo. De enero a abril de este año, la Seguridad Social obtuvo en Castellón unos ingresos por cotizaciones sociales (el porcentaje de los salarios de los trabajadores que se entrega al sistema y que sirve para costear las pensiones) de 205,5 millones de euros, mientras que el desembolso en pensiones superó los 402,6 millones. Y el año pasado ya sucedió lo mismo: el gasto fue de 1.367,6 millones mientras los ingresos fueron de 1.148,7. La culpa de que el desfase siga sin ser controlado la tiene el envejecimiento de la población, pero también los bajos salarios, que apenas permiten a la Seguridad Social incrementar los ingresos.