La vida de José Antonio y su familia dio un vuelco el día que perdió su trabajo como comercial. Hasta que le despidieron, en junio del 2010, el dinero de daba para hacer frente a los gastos familiares y a la hipoteca de 1.200 euros de su flamante chalet con piscina. «Vívíamos al día, como muchas familias, pero nunca pude imaginar que acabaría sin trabajo y sin capacidad de hacer frente a los pagos», apunta este castellonenses que prefiere que no se publique su apellido. Un año y medio después, José Antonio tuvo suerte y encontró trabajo. El problema es que el sueldo ya no era el de antes y los números no salían. Había que comer, pagar las facturas, el colegio y las extraescolares de los niños, abonar la hipoteca... la bola fue haciéndose cada vez más grande hasta que sus deudas superaban los 100.000 euros.

José Antonio forma parte de una extensa nómina formada por algo más de 15.000 particulares y autónomos de Castellón que tienen las cuentas bloqueadas por impagos. En la Comunitat Valenciana son casi 200.000 los afectados. Primero cayeron en los impagos y, después, en el embargo.

Pero, ¿cuál es el perfil de los particulares y emprendedores que se encuentran en esta situación? La mayoría son familias que avalaron a sus hijos para comprar un piso y pequeños negocios que durante los años más duros de la recesión se fueron a pique. De hecho, siete de cada diez son familias con exceso de crédito bancario obtenido cuando había trabajo y dinero. «Con la crisis perdieron el empleo o vieron cómo sus salarios se reducían y se encontraron con que no podían hacer frente a lo que adeudaban» por hipotecas muy altas o préstamos personales», apunta Emma Morón, socia-directora de Repara Tu Deuda, la empresa pionera en España en la reparación de créditos y la cancelación de deuda y especializada también en la aplicación de la Ley de la Segunda Oportunidad. El 30% restante son profesionales que abrieron un negocio pero esto no funcionó. Tuvieron que bajar la persiana y ahora siguen embargados.

Pese a que la mejoría económica es evidente, la lista de familias y emprendedores afectados por impagos sigue siendo abultada. Y eso que desde hace tres años existe la posibilidad de hacer un borrón de las deudas y cuenta nueva. Es posible hacerlo a través de los mecanismos que establece la llamada Ley de Segunda Oportunidad, una normativa aprobada en verano de 2015 y que permite a las personas físicas acogerse a un concurso de acreedores, opción hasta esa fecha reservada solo a las empresas. En los últimos años, más de 5.000 familias insolventes en España han recurrido a esta vía legal de ceder su patrimonio para cancelar sus deuda y, de ellas, casi 800 son de la Comunitat Valenciana. «Es una fórmula que va claramente a más pese a que todavía es una gran desconocida», argumenta Morón.

CONCURSOS DE ACREEDORES

Que la normativa sigue siendo una gran desconocida y está llena de deficiencias es algo en lo que coinciden todos los expertos, que insisten en que la ley desatiende a decenas de familias y autónomos que siguen sin poder hacer frente a sus deudas. Un ejemplo. En el último año (desde marzo del 2017 a marzo del 2018), los juzgados de Castellón apenas tramitaron 12 concursos de acreedores de particulares y 7 de trabajadores autónomos como consecuencia de unos escollos legales que el Congreso propuso mitigar a principios de este mismo año pero cuyo trámite a día de hoy sigue paralizado. Y todo eso en una provincia en la que el año pasado 771 familias perdieron su casa por no pagar la hipoteca, según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y donde más del 30% de los hogares reconoce que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos.

La ley, a juicio de los expertos, tiene dos escollos principales. El primero es que no condona las deudas públicas, es decir las contraídas con Hacienda o la Seguridad Social. El segundo se centra en que el autónomo no puede participar en concurso si no tiene masa activa suficiente para afrontar el pago del mediador concursal. «Hay que darle un impulso a una normativa que es muy positiva», añade Morón.