No cabía un alfiler. Cientos de fieles (muchos de ellos miembros del Movimiento Camino Neocatecumenal) abarrotaron ayer la Concatedral de Santa María de Castellón en la liturgia sacramental de ordenación de 7 nuevos sacerdotes, 6 de ellos formados en el seminario Redemptoris Mater, centro misionero de los neocatecumenales, y que se incorporan a la “labor evangelizadora”.

Así lo señaló el obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López, durante la homilía de una celebración eucarística calificada por el propio prelado como “muy importante” y que “sirve para frenar la escasez de vocaciones que está sufriendo la Iglesia Católica”. Una ordenación sacerdotal que tuvo un carácter netamente teresiano, en la conmemoración del V centenario del nacimiento de la santa de Ávila. Así una imagen de la doctora de la Iglesia presidía el altar mayor de la sede matris cristiana castellonense.

Y López evocó también a Santa Teresa parafraseando sus palabras: “estamos aquí para cantar las misericordias del Señor”.

Los nuevos sacerdotes son Isaac Leiza, de 30 años, y de Castellón; Pedro Segarra, de 27, y también de Castellón; Alezandre Alzate, de 33 años, originario de Medellín (Colombia), y que ha trabajado pastoralmente en las chabolas de Bogotá; Manuel Díaz, de 26 años, de Valencia; Andrea Ricci, de 25, de Teramo (Italia); Francisco Javier Fernández, de 30 años, de Castellón, y Samuel Torrijo, de 25, y de Zaragoza.

La imposición de las manos del obispo sobre los nuevos ordenandos marcó el culmen de un ritual que no tenía un carácter tan multitudinario desde hacía una década. La practica totalidad de los párrocos y sacerdotes castellonenses se sumaron a un ceremonial que tuvo el esplendor de las grandes ocasiones. H