El número de municipios sin oficinas bancarias no para de aumentar desde hace una década en la provincia y, a día de hoy, 32.474 vecinos de 88 localidades de Castellón, que representan el 65,2% del total de los pueblos, ya no cuentan con una sucursal en su población.

El caso castellonense no es una excepción en España, pero sí demuestra la elevada incidencia de una exclusión financiera que la sitúa entre las más altas del país en un proceso que se inició a raíz de la reestructuración del sector bancario en el 2008, año en el que la provincia contabilizaba 679 sucursales. Tras un sucesivo proceso de recortes, Castellón cerró el 2017 con 329 oficinas, lo que significa una reducción del 52% a lo largo de estos últimos 10 años, según se pone de manifiesto en el estudio presentado ayer y dirigido por el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y catedrático de la Universitat de València, Joaquín Maudos.

El cierre de sucursales ha castigado más a los pequeños municipios, pese a la contención que han venido realizando las cajas de ahorros y cajas rurales en un escenario que finalmente ha sucumbido a la escasa rentabilidad que reportaba la presencia física de estos despachos. Así, hasta el 2016, último año registrado en este estudio, solo dos municipios de Castellón, con una población de 3.000 personas, mantenían una única oficina de caja de ahorros, mientras que seis localidades, con un total de 5.178 habitantes, sí contaban en su pueblo con una sola sucursal de cooperativas de crédito o caja rural, según se pone de manifiesto en este exhaustivo informe del Ivie.

‘RESCATE’ DE LA POBLACIÓN // De este modo, las entidades de ahorro o los actuales bancos que nacieron de las antiguas cajas continúan siendo hoy las que más población castellonense rescatan de la exclusión financiera, ya que ofrecen servicio en más de la mitad de los municipios.

El estudio incide en que los diferentes bancos y entidades financieras se han visto abocados a cerrar oficinas para asegurar la viabilidad del sector en un contexto social y económico muy complicado, pero también en el que ha tenido que ver mucho la implantación de los servicios virtuales a través de internet, que ha permitido que gran parte de las gestiones de los usuarios se desarrollen a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, como son las plataformas web o las aplicaciones para tabletas y móviles que acompañan a la banca on line.

Otro de los escenarios que se han producido en la provincia de Castellón en los últimos diez años es la desaparición total de aquellas oficinas estrictamente bancarias que se situaban como los únicos despachos financieros en los diferentes municipios. Estas entidades fueron las primeras en salir a raíz de la reestructuración de la banca una vez que estalló la crisis económica.

Comparativamente, Castellón se sitúa ahora en el grupo de cabeza de las zonas de España donde se han dado con más intensidad esta exclusión financiera, a la altura de lo que se ha dado en algunas de las provincias de la comunidad de Castilla y León o de Cataluña, según se relaciona en el informe aportado por el Ivie.

Aunque esta reducción ha sido especialmente visible en los pequeños municipios, su impacto no ha pasado desapercibido en el resto de ciudades de la provincia, independiente de su ubicación en la costa o el interior.