Descuido, dejadez o simplemente falta de dinero. La Ciudad de la Justicia de Castellón, a la que acuden cada día decenas de personas, ha entrado en el círculo del desaliño. Baldosas rotas, maleza en sus jardines, árboles sin podar y hasta algunos rótulos ilegibles por la carencia de algunas de sus letras, que después de desaparecer --tras desprenderse de las paredes o por actos vandálicos-- no han sido repuestas.

Mediterráneo pudo comprobar ayer que el aspecto desidioso del que es el punto neurálgico de la Justicia en Castellón propiciaba comentarios de indignación entre los empleados del edificio o los asiduos vinculados al mundo de la abogacía o la judicatura. “De esto no se encarga nadie. Aquí nadie viene a arreglar el césped, ni a cuidar los jardines... Nada de nada. Esto está dejado de la mano de Dios, pero desde siempre...”, explicaba un trabajador que prefiere mantenerse en el anonimato.

Desde la Conselleria de Justicia explicaron que las mejoras de estos desperfectos, que dañan la imagen de lo que representa para la sociedad este edificio, están contempladas dentro del Plan de Infraestructuras y Edificios Judiciales (PIEJ). Así, indicaron: “Están pendientes de reparación las baldosas rotas y esos pequeños desperfectos de la entrada, pero por el momento se están llevando a cabo licitaciones. Las obras se están tramitando aún, pero en breve serán reparados”.

Después de que este periódico acudiera ayer por la mañana a la Ciudad de la Justicia para interesarse por los destrozos, la empresa Limpiezas Raspeig, con sede en Alicante, hizo su aparición con dos operarios que comenzaron a cortar el césped de todos los jardines que rodean las instalaciones. “Venimos cuando nos requieren o más o menos cada tres meses”, dijo un empleado. Y añadió: “La verdad es que hace falta porque mira cómo está todo...”. H