El cielo este año tampoco ha sido demasiado benévolo con el olivar. La falta de agua ha rebajado las previsiones iniciales y aunque las expectativas no son malas, al final la cosecha de aceitunas va ser menor de la esperada. La producción en la provincia caerá por debajo de las 6.000 toneladas, un 17% menos de la media de los últimos años. La buena noticia es que los datos, pese a no ser buenos, suponen un 39% más que la pasada campaña cuando el déficit hídrico dejó la producción en los valores más bajos en años.

En Castellón, la situación no va a ser mala, y en Valencia sucede más de lo mismo. Los datos que maneja la Unió de Llauradors revelan que en la vecina provincia la producción subirá este año un 40%, hasta las 6.300 toneladas, mientras que Alicante sí sufrirá un descenso del 5% y se quedará solo con una cosecha 6.451. En total, la Comunitat recogerá cerca de 19.000 toneladas. «Las previsiones iniciales eran algo más optimistas, pero en comarcas como el Maestrat la falta de lluvias no ha pasado factura», explica Hilari Jaume, oleicultor de Canet lo Roig y responsable de la sectorial de aceite de oliva de la Unió.

Pero una cosa es la producción, que no va a ser tan optimista como se esperaba hace tan solo un par de meses, y otra es qué van a recibir los algo más de 10.000 oleicultores de la provincia. Este año, los precios también se mantienen rentables, con unas cotizaciones medias en origen de 3,76 euros por kilogramo para un aceite virgen extra, de 3,68 euros para un aceite virgen y de 3,60 euros para un tipo de aceite lampante que necesita ser refinado, según las cifras del Sistema de Información de Precios en Origen (POOLred).

SE VUELVEN A CUBRIR COSTES

Con una cotización que alcanza los 3,76 euros el kilo, el agricultor de Castellón respira tranquilo. Una campaña más (y ya van tres consecutivas) el aceite vuelve a ser rentable y se cubren los costes de producción. «Son precios decentes, que no están mal y que nos permiten vivir de nuestro trabajo. El problema es que con los precios nunca se sabe y dentro de un tiempo pueden estar por suelos», avisa el responsable de la Unió de Llauradors, que defiende que lo ideal sería la estabilidad y no oscilaciones que a menudo son bruscas e inesperadas.

Pese a que el olivar lleva tres años con precios que permiten cubrir los costes de producción, el cultivo no está de moda, al menos en Castellón. Si en el conjunto del país la superficie ha crecido de 2 a 2,6 millones de hectáreas en los últimos 10 años (más del 60% de la producción nacional se exporta), en la provincia el cultivo se mantiene con una ligera tendencia a la baja. Un par de datos basta para entenderlo. En el 2007 se contabilizaban en la provincia 34.112 hectáreas de olivar, según la estadística de la Conselleria de Agricultura. La cifra suponía un 4% más que en el 2016, cuando son 32.730. O lo que es lo mismo: 1.382 hectáreas menos en casi una década.