La provincia de Castellón vivió ayer la noche más mágica del año; aunque también la más corta. Las playas de Castellón se convirtieron en puntos de encuentro para miles de amigos y familiares que celebraron, en compañía de sus seres más queridos, la llegada del solsticio de verano.

Las cenas de sobaquillo, las reuniones en torno a la mesa y las historias frente al fuego fueron una constante desde por la tarde. Una de las zonas que más gente atrajo en esta velada ya universal fue la playa del Gurugú del Grao y la costa benicense. Como ya es tradicional, niños, jóvenes y mayores se dieron cita, cargados con palets y leña, para experimentar una jornada memorable.

No faltaron las cenas de hermandad y el reparto de las tradicionales cocas en distintos municipios de la provincia, con las que tanto vecinos como visitantes repusieron fuerzas para afrontar una intensa noche. Y al fuego de las hogueras se unió el de los correfocs, en el distrito marítimo y en Orpesa, entre otros.

La música fue otro de los puntos fuertes de la jornada. En municipios como Alcossebre o Moncofa realizaron un desfile en forma de batucada por el centro y las orquestas se encargaron de poner el ritmo de norte a sur de la provincia. Los pasacalles, en localidades como Benicàssim, las discomóviles y los conciertos colmaron de fiesta y color las calles. No faltaron los castillos de fuegos artificiales, que llenaron el cielo de sonoridad y luz para poner la guinda a una de las noches más esperadas por los castellonenses y veraneantes que ya pasan sus vacaciones en la provincia.

LOS MÁS SUPERSTICIOSOS // Poco antes de que el reloj diera las doce, tal y como manda la tradición, los más supersticiosos no desaprovecharon la oportunidad de saltar varias veces la foguera, bañarse los pies e, incluso, dejar atrás historias que muchos quieren olvidar a través de la quema de objetos y fotografías. Fue una noche para olvidar pero también para recordar, pues destacó la unión y la hermandad. Así, agua y fuego se conjuraron para hacer de la noche de Sant Joan la más mágica del calendario.