Cañas más delgadas que otras veces para la Romeria de la Magdalena del 2017 el próximo 19 de marzo. La escasez de lluvias del año pasado ha provocado que los báculos identitarios del peregrinaje al Castell Vell «sean más finos en grosor que en otras ediciones de las fiestas», explica a este diario José Renau, encargado de recoger de los cañaverales de la partida la Borrassa los tradicionales fustes para la rogativa, siguiendo una tradición familiar que se remonta a los años 50 del pasado siglo.

Tradicionalmente, la familia Renau es la que se encarga de la recogida y cuidado de las cañas del día de la Magdalena.

Primeros días de enero

Renau añade que «la recogida de las cañas para la Romeria comenzó en los primeros días de enero, precisamente cuando empezó el último episodio de lluvias, por lo que al año que viene seguro que serán más gruesas porque la lluvia es la que permite que se produzcan los primeros brotes para un crecimiento en los cañares que requiere casi un año».

«Si hubiera llovido más el año pasado, las cañas serían más gruesas», reitera. Un total de 25.000 cañas ha preparado Renau para el tercer domingo de Cuaresmal, «la misma cifra de los últimos años, con una altura de 1,95 metros para las de los mayores y 1,75 para los niños», indica este artesano de las cañas, quien sigue elaborando el símbolo máximo del día de la Magdalena.

De estas 25.000 cañas, se reservan más de 500 para gaiatas, Junta de Festes y Ayuntamiento, y el resto se repartirán en la mañana del día de la Magdalena en el tradicional reparto de les canyes en el Mercado Central. «También se reservan para el Desfile de Gaiates a las que se coloca en su parte superior el escudo de la ciudad para reinas, damas y madrinas», recuerda. De esta forma, las varas que ayudan a los romeros a subir a la ermita de la Magdalena están ya listas y preparadas.