La prolongación de la autovía CV-10 entre Benlloc y la Jana debería estar abierta al tráfico ya en el 2020. Al menos así lo prevén los documentos técnicos expuestos a información pública y que deben servir de base para los proyectos constructivos (de hecho prácticamente ya lo son, ya que así se licitaron en su momento).

Eso sí, será difícil cumplir este plazo. Y es que todavía se tienen que aprobar estos documentos técnicos, que sirven para obtener la declaración de impacto ambiental, y posteriormente incluir, con ayudas europeas, las obras y el mantenimiento de los tres tramos en el Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras anunciado por el Gobierno central, que además necesita de la colaboración de empresas privadas, que serán las encargadas de materializar las obras y después de mantenerlas, cobrando un canon mensual por ello.

De momento en los textos expuestos al público consta textualmente: «El período de explotación considerado se inicia en el año 2020 finalizando el año 2051», según recoge el Documento técnico para información pública del Proyecto de trazado y construcción de la Autovía A-7 del Mediterráneo. Tramo la Salzadella-Traiguera, al que ha tenido acceso Mediterráneo.

Esta afirmación del proyecto de que el período de explotación «se inicia en el año 2020» y finaliza «en el 2051» es un reconocimiento explícito de que la tramitación ya se estaba realizando para que la obra se materialice por el método de pago aplazado. No en vano, desde el propio Gobierno ya se dijo que la empresa adjudicataria de las obras sería la encargada de su conservación durante los siguientes 30 años, cuando cobraría por ambos conceptos.