Es probable que quien lea este artículo haya visto recientemente la película ‘The Monuments Men’, dirigida por George Clooney en 2014, en la que un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte tienen la difícil misión de de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la II Guerra Mundial para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Pues bien, algo similar ocurrió durante la Guerra Civil con las obras del Museo del Prado, como se puede leer en el libro ‘El milagro del Prado’, de José Calvo Poyato, de donde se extrae buena parte de la información de esta publicación, así como las fotos que la acompañan.

La obra en cuestión se centra en la historia de los cuadros más importantes de la galería más importante del arte patrio, que fueron sacados desde 1936 durante meses del museo para evitar que sufrieran daños durante el conflicto. El mayor tesoro español fue sometido a una serie de vicisitudes durante el viaje a Francia que pusieron en serio peligro las obras. El episodio más reseñable de este curioso periplo se produjo curiosamente en Benicarló, donde el cuadro ‘La carga de los mamelucos’ de Francisco de Goya sufrió un grave accidente que dañó de forma notable el lienzo.

Relación tormentosa entre Goya y Benicarló

Los cuadros que uno de los más reconocidos pintores de la historia realizó sobre la guerra de la Independencia, el citado ‘La carga de los mamelucos’ y ‘Los fusilamientos de la Moncloa’, estuvieron a punto de ser destrozados cuando el camión que los transportaba se empotró en una casa de Benicarló, lo que provocó el desprendimiento de un balcón, que cayó sobre las pinturas causando desgarrones. Las obras serían restauradas más tarde en el taller que se instaló en el castillo de Peralada, como cuenta José Calvo Poyato en el libro ‘El milagro del Prado’, pero los desgarros fueron de tal entidad que todavía hoy se aprecian.

Cuenta, en la misma línea, José Álvarez Lopera en ‘La política de bienes culturales del gobierno republicano durante la Guerra Civil Española’, que “la peligrosidad de la operación creció hasta el límite de lo tolerable, al ser los refugios para los cuadros cada vez menos seguros y estar las obras cada vez más expuestas a los bombardeos, a los peligros de los traslados y de los cambios de ambientación”. Añade el escritor que “en este viaje se producirá el único accidente de alguna repercusión ocurrido durante todo el traslado, al sufrir ‘La carga de los mamelucos’ un pequeño desprendimiento de color en el ángulo superior izquierdo. Según Azaña, al desprenderse un balcón de una casa bombardeada al pasar por Benicarló; según otros, al volcar el camión que lo transportaba”.

Lo que queda claro independientemente de la fuente a la que se acuda es que dentro de estas siete expediciones, con un total de 36 camiones implicados, 361 pinturas del Prado, 52 del Museo de Arte Moderno, 122 de los Duques de Alba, y otros varios centenares del Escorial, Palacio Nacional, Academia de San Fernando y diversas colecciones privadas madrileñas, es que Benicarló fue el punto en el que se produjo el episodio en el que más en peligro estuvo el tesoro artístico nacional por excelencia.

Por último, reseñar a Arturo Colorado Castellary, que dentro de la obra ‘Éxodo y exilio del arte. La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil’, relata lo siguiente: “El lienzo de Goya dedicado a los sucesos del Dos de Mayo fue finalmente restaurado con motivo de la exposición dedicada al aragonés en 2008 por la pinacoteca. No deja de ser curioso que en una pintura de temática bélica, permanezca -haya permanecido-, la herida de otro conflicto”.

Fuente: 'El milagro del Prado', de José Calvo Poyato (Arzalia Ediciones)