Con una gran mascletà lanzada desde el parque de la Panderola, de pirotecnia Peñarroja, el Grao de Castellón dio inicio ayer a una nueva edición de las fiestas de Sant Pere, nueve días de celebraciones en los que la cultura, la gastronomía, las tradiciones y, cómo no, el bou, toman las calles del distrito marítimo.

Y es que pese a la polémica que ha rodeado en los últimos meses a la celebración de actos taurinos --tras someterse a votación en un grupo de trabajo las aportaciones económicas que debía hacer el Ayuntamiento--, la tradición sigue gozando de buena salud y ayer se procedió al tradicional encierro de vaquillas por la mañana y al toro cerril y a los embolados --de la comisión y de la Peña Taurina Dones del Grao-- de noche.

Como no podía ser de otro modo, el pistoletazo de salida a las fiestas contó con la presencia de la alcaldesa, Amparo Marco, acompañada por el teniente de alcalde, Rafa Simó, y varios miembros del equipo de gobierno, entre ellos las graueras Ali Brancal y Mary Carmen Ribera --esta, fundadora de la colla La Marxa--. También hubo representación del PP, con Begoña Carrasco, María España y Vicent Sales.

Marco acompañó a las reinas de las fiestas, Natalia Albert y María Gómez, en el encendido de la traca, un momento emocionante y muy esperado por los festeros.

También hubo tiempo por la mañana para homenajear un espacio emblemático del Grao, el campanar de la parroquia de Sant Pere, que cumple 15 años desde su inauguración. En su honor se celebró una misa. H