Tras meses de calma y consenso, la bronca sin paliativos regresó ayer a la Diputación de Castellón, en una escalada que solo se frenó cuando el presidente, Javier Moliner, decidió interrumpir el pleno durante diez minutos, en un receso inédito en la institución, para convocar una reunión urgente de la junta de portavoces, en la que llamó al orden y el respeto, petición que se materializó en el último tramo de la sesión.

Ya cerrada la reunión mensual de los diputados provinciales, el portavoz del PSPV, José Benlloch, hizo saber su intención de presentar una moción de reprobación contra Moliner, e incluso llevarlo a los tribunales, por entender que sus peticiones de «humildad» al también alcalde de Vila-real, e igualmente las alusiones a que esta población haya quedado fuera de las subvenciones del programa europeo Edusi, representan un insulto a todos los habitantes de la ciudad.

DAR LECCIONES //

El presidente de la Diputación Provincial negó la acusación y aseguró que Benlloch intenta «deslegitimar la gestión de esta casa», le culpó de que «no viene aquí a decir la verdad», y sí «a dar lecciones».

El tono plenario, que se inició con un minuto de silencio por las víctimas del atentado de Manchester, comenzó alto con la discusión en torno a la moción de Ciudadanos (Cs) y PSPV para pedir el cumplimiento del acuerdo por el que se excluían de los plenos las enmiendas a la totalidad a las propuestas de la oposición, que fue rechazada con los votos del PP.

En este punto, Benlloch acusó a los populares de usar la Diputación de forma partidista, y la portavoz de Cs, Cristina Gabarda, de utilizar «el rodillo».

ACUERDO "ROTO" //

Sin embargo, el portavoz del equipo de Gobierno provincial, que cuenta con mayoría absoluta del PP, Vicent Sales, recordó que el mencionado acuerdo incluía el compromiso de extenderlo a los ayuntamientos donde los grupos de la Diputación tuvieran mayoría, pacto que, aseveró, el PSPV «ha roto», por lo que se sienten ahora liberados del cumplimiento.

Sales aportó, además, el dato de que el grupo popular ha dado su aprobación al 56% de las enmiendas que han presentado los grupos de la oposición, frente a solo cuatro a la totalidad y «únicamente a los socialistas porque habían incumplido el acuerdo».

A partir de aquí y tras debatir, también con cierta intensidad las propuestas socialistas de pedir al Gobierno de España la reducción del IVA para el cine, el arte y la música grabada; y el cambio del nuevo decreto sobre el dominio hidráulico, ambas rechazadas, así como de aprobar diversas cuestiones de gestión puntuales, la modificación presupuestaria planteada por el equipo de Gobierno comenzó a disparar los ánimos en la sesión plenaria.

EJE DE LA DISCUSIÓN //

Entre muchas otras cuestiones, los fondos para las escuelas matinales fueron el eje de una agria discusión entre el portavoz socialista y el diputado popular Salvador Aguilella, durante la que se acusaron mutuamente de mentir. Benlloch culpó a los populares de reducir los fondos para las mencionadas escuelas matinales, mientras que Aguilella explicó que la iniciativa se pondrá en marcha en septiembre y que el dinero que no es necesario por el momento se usará para otras necesidades sociales urgentes.

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE //

Fue tras este debate cuando el que el presidente, Javier Moliner, intervino para criticar afirmaciones del portavoz socialista como la definición del PP como el partido «de la pataleta y la desorientación», al asegurar que «oir decir al PSPV que el PP es el de la desorientación tiene guasa justo estos días», en una referencia a los procesos internos del PSOE.

Si los portavoces de Cs y CSeM, Gabarda e Iñaki Vallejo, respectivamente, casi actuaron como expectadores del rifirrafe entre PP y PSPV, el de Compromís, Xavier Trenco, a quien Benlloch reprochó su voto con el PP para modificar las cuentas, dijo al socialista que lleva «meses aguantando sus recriminaciones y sus lecciones», y aseveró que está «cansado» de que le diga a él y a su grupo «lo que tenemos que hacer».

Fue el punto de inflexión de la sesión, aquel en el que Javier Moliner decidió parar el pleno para llamar al orden a los diputados, medida que funcionó y devolvió el debate a la normalidad. //