La reciente publicación de la doctora en Estética y Teoría de las Artes de la Universitat Jaume I, Paloma Palau Pellicer, en torno a las galerías de arte que en Castellón hubo a mediados del siglo XX, y la actualísima exposición en su homenaje del pintor Pepe Casino en el Centro Municipal de Cultura, me han impulsado a volver al tiempo en el que el muy excelente pintor Francisco Vidal Serrulla (1923-1996) recibía una Medalla Internacional de Bellas Artes, dejando escritos muchos trazos de su memoria como artista. Su carácter le hizo airear la circunstancia de que, en torno a 1975, cuando la capital rondaba los 110.000 habitantes, de producirse un hecho cultural y artístico, que era ignorado por gran número de castellonenses. Y es que, en proporción a sus habitantes, la ciudad de Castellón era considerada por artistas, críticos y galeristas que nos visitaban como uno de los más prósperos mercados europeos de pintura. Eran momentos en que existían aquí, en activo, doce salas comerciales con 120 muestras al año y cuatro no comerciales con 17 exposiciones, sumando en total la cantidad de 4.260 obras expuestas por temporada. Argumentaba Vidal que los castellonenses disfrutaban de una sala de arte para cada 7.000 personas. Y eso no se daba en ninguna otra ciudad española, incluyendo capitales como Valencia, Barcelona y Madrid.

LOS GRUPOS // Al detallar la distribución por características de cada uno de los pintores, los dividía según su estilo en varios grupos. En el de ‘Impresionistas con temática de paisaje’ citaba, naturalmente, a Porcar. Y a Gimeno Barón, Mingol, Ribera, Paús y otros. A los ‘Impresionistas con temas de figura o trabajo de taller’, los reunía en torno a Catalán, González Alacreu, Sanchis Yago, Soler Blasco… Y en el de ‘Expresionistas’ colocaba a Planchadell, Paco Puig, Royo y Pepe Casino, nuestro personaje de hoy. Un grupo numeroso eran los ‘Acuarelistas’ con Badía, Tasio, Fabra, Gimeno, Silvestre, Traver Griñó, Vilarroig y se incluía también él mismo en ese grupo. Entre los que se llamaba ‘Nuevas formas’ estaban, claro, Ripollés, Traver Calzada, Luis Prades, Fibla, Gumbau, Asensi… Y no se olvidaba de Pérez Dolz entre los de ‘Figurativo-narrativos’. Y hacía saber también que, entre todos los pintores de aquel momento, se repartían nada menos que 39 distinciones honoríficas de categoría nacional, incluso internacional. Había 6 segundos y 17 primeros Premios Nacionales, 3 medallas de bronce, 2 de plata y 10 de oro, además de su propia medalla internacional.

Todo, claro, forma parte del pálpito y la historia social y pictórica de Castellón, donde estaban ya en la puerta del Palacio Municipal el agente de la Policía Local José Casino Albuñela.

LA VIDA // Hijo de José Casino Martí y Amalia Albuñuela Ramona, propietarios de una herrería en la calle de San Félix, nació el pintor el 15 de agosto de 1928, ‘fiesta nacional’ la de entonces, como él decía con buen humor. Ya había nacido unos años antes su hermana Fina y nacería después la pequeña Lupe.

El padre de familia falleció, siendo todavía bastante joven, y el niño Pepito se vio obligado a ayudar a su madre en la herrería. Tuvo tiempo sin embargo para asistir al colegio de La Purísima en la avenida de Lledó y, por las noches, a las clases de la Escuela de Artes y Oficios, donde el prestigioso Tomás Colón fue su maestro para el dibujo y la pintura.

Casino entró en el círculo de artistas que se movían en torno al zapatero y pintor Paco Badía, que había contraído matrimonio con Adoración Beltrán Castell. Recalco esto porque una hermanita de ella, Josefa, se ennovió con Pepe Casino y se casaron en la iglesia de Santa María, el 25 de abril de 1957. A su tiempo, les nació una hermosa niña, Mari Pepa. Así, entre Pepe, Pepita y Pepa, la familia se movió con gran jovialidad. Casino entró en el Ayuntamiento como Policía Municipal. De ‘punto’ y de ‘puerta’. Se jubiló voluntariamente en el año 1992.

NACE EL PINTOR // Como todos los demás, fue un ferviente admirador del pintor Porcar. Y en ese turno de la vida, coincidió mucho con Paco Vidal Serrulla, como ocurriría de hombre maduro con Paco Puig, cuyo recuerdo de Casino siempre ha sido el de destacar como, cuando salían juntos a pintar ‘del natural’ por la provincia, la primera media hora al aire libre frente al caballete, era una lección de técnica pictórica, enseñaba Casino como había que pintar, sabiendo mirar el paisaje. Lo cierto es que su primera exposición tuvo lugar en la Cámara Agraria, formando pareja con Vidal Serrulla, en 1949. Y a partir de ahí, ya fueron continuas sus participaciones tanto en exposiciones colectivas como en las individuales. Estuvo su obra en un principio en la Galería Siena, en Athenea o en Crismón. En aquellas salas de la época, fueron apareciendo sus cuadros sobre el pinar, los del jardín de su maset y, sobre todo, de la marjalería castellonense, que le permitieron conocer a tantos y tantos propietarios de masets y alquerías, que le permitían guardar y proteger su mágico caballete y sus instrumentos profesionales.

Época en la que participó en el montaje y en la inauguración de la sala Surya, antes de la explosión popular de la sala Derenzi.

COMPAÑEROS Y PREMIOS // José Casino perteneció a grupos de pintores de diversa catalogación, como el Grup d’Art 76, con sede en el local del Círculo Mercantil. Y El ‘Grup Divendres’ tuvo momentos muy brillantes, especialmente por su cabeza de serie Manuel Pesudo y con el médico Salomón, Caparrós, Juan Llorens, Solsona, Correa, incluso el escultor valenciano Ricardo Gil. Entre todos llenaron salas de exposiciones en Vila-real, Burriana y Almassora, además de Castellón. Por su parte, la obra de José Casino llegó también a Japón y a Venezuela, a través del singular Jesús Ferro, gran promotor castellonense.

Obtuvo en 1977 el tercer premio del III Concurso Provincial de Pintura de la Diputación de Castellón. Y en 1988 la medalla al Mejor Pintor de la Temporada, en Valencia, todo un éxito para él.

Dicen los que saben de esto que la obra personal de Casino, tan intensa y colorista está cerca de los postimpresionistas. Y siempre en lucha cara a cara con la naturaleza y el paisaje desde su querido caballete. Y en todo momento, luciendo el poderío de sus radiantes y cálidos colores, que ya forman parte de la personalidad del pintor José Casino. H