Grupo Cooperativo Cajamar ganó el año pasado 76,1 millones de euros, un 8,4% más, como se anunció en la asamblea general ordinaria de ayer, cuando se aprobaron el informe de gestión y las cuentas del 2016, así como la distribución de excedentes y el destino del Fondo de Educación y Promoción.

El presidente del grupo, Eduardo Baamonde, se refirió a los principales retos de la entidad y el sector bancario, en concreto de los estrechos márgenes y los movimientos en la función de intermediación financiera, que varían el modelo de negocio tradicional, por lo que abogó por estructuras mucho más flexibles que integren nuevas formas de trabajar.

Asimismo, se refirió a la próxima reforma de la ley de cooperativas de crédito, que todo indica que incentivará la constitución de sistemas institucionales de protección frente a posibles problemas de gobernanza y solvencia, una cuestión que Cajamar tiene resuelta después de que en el 2009 constituyese el primer SIP del sistema financiero español, integrado por 20 entidades, algunas de la provincia de Castellón, y que lleva funcionado desde el 2014 bajo la supervisión del Banco Central Europeo.

Acerca de la posibilidad de más fusiones en el sistema financiero, Baamonde señaló que si el grupo sabe aprovechar los «huecos» que queden, les «permitirán captar nuevos clientes» y volvió a animar a «nuevas integraciones».

Por su parte, el director general de Cajamar, Francisco González, destacó que el pasado fue «un ejercicio positivo para Cajamar». El grupo cerró el 2016 con un balance de 39.166 millones de euros, tras un descenso interanual de 1.295 millones. El capital social registró un crecimiento de 102 millones, un 4,2%, que le permitieron alcanzar los 2.535 millones y el número de socios aumentó en 11.849 hasta 1.428.900. Cajamar tiene unos recursos propios de 2.990 millones, un 18,6% más que en el 2015, lo que da lugar a un coeficiente de solvencia del 12,96%.