Don Camilo estuvo la primera vez en Morella en 1939. Más adelante, recibiría de manos del alcalde, las llaves de la ciudad. Y en el salón de plenos, pronunció unas palabras: “Hace muchos años, el mismo día que se terminó la estúpida Guerra Civil, yo dormí en Morella, en un parador entrañable cuyo dueño se llamaba Pío. Yo recuerdo que estaba muy mal de dinero, los cabos de artillería no solíamos nadar en la abundancia y el día siguiente pensé “A ver si con lo que me queda puedo pagar la cama”. El señor Pío no quiso cobrarme nada. Entonces, le dije “sáqueme usted la cena”. Esta ciudad es una joya. Algún día volveré, pero, por favor, si tienen esta bendición de Dios, consérvela, no la quieran cambiar ni destruir.