Sus palabras no dejan a nadie indiferente. Transgresor y polémico, habla claro sobre los adolescentes, sus actitudes y la educación que reciben hoy en día. El juez de Menores de Granada Emilio Calatayud ofreció ayer una esperada conferencia en el Centro Urban de la capital de la Plana --organizada por Coasveca con motivo de su 20º aniversario--. Superando todas las expectativas, casi medio millar de personas quisieron asistir a escucharlo y la sala preparada para el evento se quedó pequeña.

De manera que los impulsores del evento tuvieron que habilitar otra estancia en la que los interesados siguieron, a través de una pantalla, la conferencia del popular magistrado.Entre el público no faltaron policías nacionales y locales, fiscales y abogados de Castellón, así como profesores y maestros.

Calatayud incidió durante su intervención --con una duración de una hora y media-- en la «actual pérdida de valores cívicos» de los menores y «la carencia de principios como el de autoridad». Sostuvo que estos dos hechos son los responsables de gran parte de las consecuencias penales de los adolescentes.

El juez apeló al sentido común a la hora de educar, legislar y sentenciar, así como a la «necesidad de pactos entre los gobernantes y los representantes judiciales de menores para llegar a la creación de herramientas más prácticas y resolutivas». Calatayud se declaró ferviente defensor de la reinserción y de las segundas oportunidades, sobre todo desde el ámbito de la educación. Asimismo, criticó la falta de observación de los padres al respecto de la relación que establecen sus hijos con las nuevas tecnologías.

PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE

Ya en el turno de preguntas --con una alta participación de los asistentes a la charla--, el magistrado se pronunció acerca de la prisión permanente revisable, cuya derogación apoyó el Congreso el pasado día 15. Calatayud declaró que él hubiera esperado a la resolución del Tribunal Constitucional antes de intentar derogarla, aunque admitió que a nivel jurídico la medida le plantea «varias dudas», ya que no guarda el principio del derecho de cada reo de saber cuál y por cuánto será su condena. «En casos como este, deberían poder votar los diputados a conciencia, es decir, sin el deber de acatar la disciplina de voto», expresó Emilio Calatayud, arrancando los aplausos de los numerosos asistentes.