Castellón también luchó en la Guerra de Cuba (1898). Al menos 591 castellonenses murieron en las batallas terrestres y otros 19 marineros de la provincia combatieron por España en la batalla final de Santiago de Cuba. El conflicto que derivó en un enfrentamiento hispano-norteamericano fue un acontecimiento decisivo en la historia del mundo, puesto que supuso el fin del imperio colonial español y marcó el surgimiento de la gran potencia de EEUU.

El enfrentamiento bélico, que se fraguó 30 años antes por intereses económicos de Estados Unidos en la isla, comenzó en 1895 y finalizó con la derrota de España en la Batalla de Santiago de Cuba, el 3 de julio de 1898. Fue en este combate donde, al menos, 19 castellonenses (relación de nombres en la página siguiente), lucharon contra los norteamericanos, según ha demostrado el equipo del historiador de Zaragoza, Javier Navarro.

Navarro comenzó hace tres años un proyecto para la localización, excavación y dignificación de los restos de los marinos españoles, entre ellos los castellonenses, caídos en la batalla "cuyos cuerpos podrían permanecer enterrados en las playas de Cuba", explica. El historiador que inició este trabajo desde su empresa, Arqueología y Restauración y con subvenciones del Ministerio de Defensa, está convencido de que "el número de castellonenses que participaron en el combate se incrementará cuando se conozca el lugar de nacimiento de los 260 marineros españoles que perdieron la vida" y centra su estudio en hallar cadáveres desaparecidos.

ESCUADRA ESPAÑOLA La escuadra española de la que formaban parte los castellonenses estaba integrada por cuatro cruceros acorazados --Infanta María Teresa, Almirante Orquendo, Vizcaya y Cristóbal Colón--, y dos destructores, --Furor y Plutón--, que bajo el mandato del Almirante Pascual Cervera, fueron enviados para defender los intereses de la Corona española en Cuba. La mañana del 3 de julio de 1898 la flota española, que permanecía bloqueada desde el 26 de mayo por los navíos norteamericanos en la bahía de Santiago de Cuba, se hizo a la mar para combatir con el enemigo.

A las 9.30 horas, el buque insignia, el crucero acorazado Infanta María Teresa, en el que viajaban tres castellonenses, salió por la estrecha boca de la bahía, abriendo fuego sobre la escuadra adversaria. Cervera planeó cubrir con este buque la retirada hacia el oeste de los demás navíos, en los que iban 16 marineros de Castellón. Frente a ellos cinco acorazados, dos cañoneros y un torpedero bloqueaban la única salida del estrecho canal. La batalla se convirtió en una lucha a lo largo de la costa en la que la escuadra española quedó totalmente destruida.

Los 19 combatientes de Castellón fueron apresados por los norteamericanos y trasladados a EEUU junto a otros 1681 prisioneros. Llegaron en diferentes barcos entre el 16 y 17 de julio y el cautiverio duró hasta el 12 de septiembre, cuando fueron embarcados a bordo del City of Rome. Los hombres llegaron a Santander el 20 de septiembre de 1898, aunque durante el presidio murieron 41 hombres.

Unos 260 tripulantes, castellonenses y españoles, murieron en el combate, sin embargo, poco se sabe del destino final de los cuerpos de los fallecidos. "Los informes oficiales de la Armada Española sólo contabilizan el cómputo total de bajas durante los acontecimientos cubanos", comenta Navarro. Mientras que los informes de la U.S. Navy, "señalan la presencia de numerosos cadáveres a bordo de los buques en los días posteriores al combate, pero no dice nada del destino final de los cuerpos", dice Navarro.

"Una información periodística de la época señala la orden del Almirante Sampson de recoger los cuerpos de los marinos españoles y enterrarlos en una fosa común, excavada en terreno arenoso", apunta el historiador, y también hay constancia de inhumaciones individuales, aunque "sea cual fuere el destino de los restos de los combatientes, merecen algo más que el olvido y en el mejor de los casos una sepultura ignorada, lejos de su patria".