El éxodo de extranjeros provoca que la población de la provincia de Castellón se haya reducido por primera vez en 17 años. Según los datos del padrón continuo publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística, la población de Castellón asciende a un total de 600.592 habitantes a principios del 2013. Esto supone 3.972 menos que en el 2012.

El 83,5% de estas bajas se debe a la población de otros países, que también ha disminuido. En total, hay 3.317 extranjeros menos en la provincia, con lo que ahora la cifra asciende a 108.281.

Este es el primer descenso del número de habitantes de la provincia de Castellón que se produce desde 1996, cuando empezaron a contabilizarse estos datos.

LAS CAUSAS // Uno de los principales motivos para el descenso de población extranjera, según explica Mar Valero, técnica del Observatorio Permanente de la Inmigración de la UJI, es la crisis económica y la falta de trabajo. “Previamente a esta situación había un efecto llamada por los numerosos puestos de trabajo, sobre todo la construcción, ya fuera trabajando en este ámbito o en sectores relacionados con el mismo”, según Valero. Sin embargo, en la actualidad, la construcción está “prácticamente parada y no requiere mano de obra”.

También ha habido una gran disminución de ofertas de empleo en el cuidado de niños y ancianos, así como en el de limpieza, ya que muchas personas autóctonas que precisaban ayuda para ocuparse de estas tareas pueden haberse quedado sin empleo y se ocupan ellas mismas, al tener más tiempo y no poder permitirse pagar a una persona para que las realice con la consecuente falta de empleo para muchas personas extranjeras que copaban, en algunos casos, estos puestos.

CESA EL EFECTO LLAMADA // Otro de los factores asociados a la crisis, indica Valero, es que, debido a los problemas de empleo citados, se ha frenado el efecto llamada y los grupos migrantes prefieren ir a otros países que tienen mejores perspectivas de trabajo.

Además, un gran número de inmigrantes retorna a su países, en los que tienen redes de apoyo social y familiar. Según Valero, muchos de ellos han enviado regularmente dinero y, en consecuencia, tienen unos pequeños recursos económicos.

También hay personas que emigran a otros países, pero es un número más reducido, ya que hay condicionantes como el idioma o las costumbres que pueden suponer un obstáculo. Además, la perspectiva de trabajo en Europa tampoco resulta halagüeña para grupos migrantes.

Francisco Javier Soriano, profesor de la UJI, cita, además, al aumento de la emigración castellonense al extranjero, es decir, paisanos que se marchan a buscar trabajo y oportunidades a otros países dada la situación económica aquí; y a la posible entrada en un ciclo de natalidad baja, tras una fase de alta natalidad. H