Las patronales territoriales de Castellón (la Confederación de Empresarios de Castellón) y de Alicante (Coepa) ganan tiempo y han conseguido aplazar las pretensiones centralizadoras de la confederación autonómica Cierval, de la que son miembros fundadores, al tiempo que se elaborará un plan de viabilidad de la organización a corto y medio plazo para garantizar su continuidad.

Es el resumen de la junta directiva celebrada ayer en Valencia por Cierval, que preside José Vicente González, y que reunió, por primera vez en semanas, a las tres patronales provinciales con la entidad autonómica. En ella, los directivos y consejeros de Castellón y Alicante enviaron un mensaje contundente: CEC y Coepa quieren seguir siendo autónomas e independientes en sus respectivos territorios, al margen de que una confederación aglutine a las dos a la hora de representar los intereses de los empresarios del conjunto de la Comunitat.

“La reunión, sinceramente, creo que ha terminado bastante bien”, indicaba a su término el presidente de la patronal castellonense CEC, José Roca. “No se ha cerrado prácticamente nada, salvo la liquidación de los presupuestos del 2015. Tenemos que seguir trabajando”, remató.

Sin embargo, Roca no ocultaba ayer su satisfacción por la marcha de la cita, donde tomó la palabra para pedir que su opinión constara en acta: “He propuesto que quiero una Cierval fuerte, pero con unas organizaciones territoriales también fuertes. Sin unas organizaciones provinciales fuerte, Cierval nunca será fuerte, porque quienes hemos constituido la Confederación regional hemos sido Castellón, Valencia y Alicante”. Y subrayó que su voluntad es “sumar, trabajar en positivo”.

DEUDAS // Las palabras de José Roca llegan en un momento delicado para los colectivos de defensa de los intereses de los empresarios de la Comunitat. La alicantina Coepa se encuentra en concurso de acreedores, mientras que la castellonense todavía no está en esta fase, pero también atraviesa “serias dificultades” económicas y tiene abierto un frente judicial que investiga un presunto fraude en el cobro de unos fondos ligados a unos cursos de formación del año 2009, que fiscalía entiende que se cobraron, pero que acusa de no haberse celebrado.

Una situación delicada que desde Cierval se aprovecha para plantear cambios y, haciendo valer su solvencia económica, erigirse como la única organización empresarial valenciana. Ayer, declinó hacer valoración alguna.

La CEC tiene actualmente una deuda contraída con Cierval de 200.000 euros, pero piden “más tiempo” para abonarla.

Un auditor contratado por la autonómica puso negro sobre blanco en las cuentas, constatando la realidad --desde Cierval, entienden que el sustento económico que prestan a Castellón y Alicante tiene un límite, a riesgo de verse también arrastrada al ostracismo--. ¿En positivo? Que se elaborará un plan de viabilidad sobre el que se debatirá cómo afrontar el futuro. Implícitamente es una manera de garantizar la continuidad de CEC y Coepa. H