El Gobierno valenciano reconoció ayer las dificultades que se están encontrando a la hora de vender el aeropuerto de Castellón. “Esto no es comprar un apartamento, una parcela o un coche sino que es más complicado”, aseveró José Císcar, el portavoz del Consell, quien añadió que se trata de negociaciones “muy complejas que llevan su tiempo porque se tienen que acreditar cosas que no son sencillas”.

Además, el vicepresidente del Ejecutivo reconoció que a la hora de negociar la venta de la instalación aeroportuaria se tendrán en cuenta los criterios económicos y sociales que más convengan a la Generalitat. “Si hubiera un grupo valenciano interesado en el aeropuerto sería el primero en el puesto de salida”, aseveró.

Por otra parte, el vicepresidente aseguró que la Generalitat no está obligada a realizar un pliego de condiciones público, sino que, “según la Abogacía de la Generalitat, se puede proceder a la venta directa”. Císcar explicó, no obstante, que el proceso abierto “no se enfoca a una venta directa”, sino que se “negocia con diferentes entidades al mismo tiempo y luego se tomará la decisión que sea más conveniente a los intereses económicos y sociales de la Generalitat”. Preguntado por cuáles son los intereses sociales, el portavoz del Ejecutivo indicó que lo que se pretende es que estas infraestructuras “presten el mismo servicio para el que fueron concedidas porque entendemos que ese servicio es bueno para la sociedad valenciana”.

Curiosamente, y aunque desde Diputación suelen remitir a la Generalitat cuando se habla del proceso de venta, Císcar dijo que “aunque depende de nosotros también tiene mucho que decir la Diputación de Castellón”.

Por último, el conseller insistió en la complejidad del proceso de venta de la infraestructura de Vilanova y puso a Terra Mítica como ejemplo de una adquisición “que se prolongó durante algo más de seis meses”, concretó. H