Los citricultores de la vecina Tarragona ya impulsan sus clementinas mediante una Indicación Geográfica Protegida (IGP), mientras los de Castellón batallan por conseguir esta figura de calidad. Recientemente, 18 productores y cinco cooperativas de la provincia vecina se han sumado a la IGP Clementines Terres de l’Ebre para desarrollar una campaña de promoción que dé «visibilidad» a su fruta en el mercado nacional, de forma que les permita aumentar los márgenes de beneficio.

Este es, precisamente, el principal objetivo que persigue la Plataforma per la dignitat del Llaurador, obtener una Denominación de Origen o una IGP de la clemenules castellonense (o de las clementinas provinciales) que también aporte valor a los cítricos locales en su llegada a los mercados europeos, los que cuentan con mayor poder adquisitivo.

Y el caso de sus vecinos tarraconenses (cuya IGP está en vigor desde el 2001 para tres variedades, la clementina fina, la hernandina y la clemenules) les puede servir de espejo, puesto que demuestra que es posible diferenciar fruta en función del territorio. Esta es la clave para tratar de lograr el distintivo de calidad y que la plataforma tratará de superar con los estudios técnicos que diferencien a la fruta local, para los que ya tiene el visto bueno de la Conselleria de Agricultura, según se expresó en la reunión mantenida esta semana.

Así, el secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez, apunta que están dispuestos «a apoyar cualquier iniciativa, como esta, que permita aumentar la rentabilidad a los agricultores». En caso contrario, la plataforma abriría otra vía para lograr la IGP «pero esperamos que la Conselleria no nos falle», afirma el portavoz, César Estañol.

La IGP Cítricos Valencianos, que aglutina a todos los de la Comunitat, puede suponer una traba, reconoce Rodríguez. Y es que «está reconocida a nivel europeo» y puede «entrar en conflicto». Desde la plataforma no esconden que pueden verse obligados a negociar con ella, pero Estañol censura que la IGP autonómica en el 2006 solo etiquetó «8.000 toneladas, una cantidad despreciable». Por ello, afirma que «no ha valorizado la citricultura valenciana... y menos la clemenules», de la que no etiquetó ni un kilo.