La comunidad rumana afincada en la provincia de Castellón honró ayer a San Nicolás, con una celebración eucarística que tuvo lugar en la iglesia ortodoxa que se encuentra ubicada en la calle San Roque de la capital de la Plana.

La ceremonia, que se desarrolló en la mañana de ayer, reunió a unas 350 personas, que llenaron el oratorio hasta la bandera.

Además de una celebración eucarística tuvo lugar el tradicional reparto de regalos. Se distribuyeron alrededor de 300. Y es que esta fecha es muy entrañable para los más pequeños, pues San Nicolás es quien tradicionalmente reparte los presentes a los niños.

Asimismo, los asistentes a la celebración en la capital de la Plana también compartieron una sopa a base de pescado.

En Rumanía, se trata de una celebración eminentemente familiar, en la que se prepara una comida a base de pescado y los más pequeños ponen los zapatos en la puerta, a la espera de que el santo llegue y deje los presentes a los más pequeños de la casa. Y es que el santo de Bari tiene fama de generoso, por lo que los niños siempre lo esperan con ilusión, por los dulces y presentes que trae, aunque, si son desobedientes, se pueden encontrar una ramita. Una jornada entrañable que, debido al auge migratorio y al importante peso que la comunidad rumana ha adquirido en la provincia, se celebra de una forma muy especial también en la capital de la Plana.