En pleno recrudecimiento del conflicto palestino-israelí, Jacqueline está haciendo las maletas para viajar mañana mismo desde Castellón a Israel, donde tiene a toda su familia. Reconoce que no tiene miedo porque, muy a su pesar, los sucesos de los que se está haciendo eco la prensa internacional en las últimas semanas, “son una constante desde que existe el Estado de Israel”.

“Los miembros de Hamás lanzan obuses constantemente a las zonas pobladas, no a las instalaciones militares. Su objetivo es alcanzar al máximo número de civiles posibles. A diferencia de ello, el Ejército israelí intenta solo alcanzar los puntos desde donde se lanzan los obuses, que lamentablemente están en escuelas, hospitales, mezquitas... Siempre ha sido así”. “Se vive con ello e intentas seguir teniendo una vida cotidiana”, explica. Tanto es así que en Israel, apunta Jacqueline, hay una ley que obliga a que en cada casa haya una habitación blindada. “Cada vez que suena la alarma tienes 15 segundos para llegar a esa habitación, y en los últimos días, según me cuentan mis hermanas, ha llegado a sonar hasta 50 veces”. “Ya dejan los colchones allí para poder descansar por las noches”. “Mi hija, que se marchó a estudiar allí, me contó que el otro día iba con la bici y de repente sonó la alarma. Tuvo apenas tiempo de tirar la bici al suelo y correr a refugiarse en la tienda más próxima”. “Los niños están acostumbrados a meterse en el refugio. Siempre ha sido así. Aunque aprendes, llega un momento que no se puede seguir”.

“Israel quiere la paz, pero con quien da más importancia a la lucha que a la vida es muy difícil negociar”, argumenta. “No toda la gente que vive en Gaza forma parte de Hamás, pero ellos son los que mandan y son terroristas. ¿En qué cabeza cabe querer matar?”, se pregunta. “Israel valora mucho la vida y la paz. Los israelís no odian a los palestinos”. “Israel es una democracia e invierte en el ejército para su propia defensa, no para el ataque. El Ejército es obligatorio para hombres y mujeres, que paralizan su vida para defender a su país”. “Los israelíes confían en su Ejército, y confían en que llegue un día en que no lo necesiten más. Hay que tener en cuenta que los soldados son sus propios hijos, amigos, vecinos, que pelean en el frente arriesgando sus vidas”. “Solo queremos tranquilidad y paz, como se ha conseguido con países vecinos de Jordania y Egipto. El conflicto es mucho más complejo de lo que le suele llegar a la opinión pública”.

20 AÑOS EN CASTELLÓN // Nacida en Uruguay, su familia se trasladó a Israel, donde estuvo viviendo ocho años. Hace 24 años se trasladó a España y ya lleva más de 20 en Castellón, donde llegó por temas laborales y ha formado su familia. H