El Congreso aprobó ayer la ley que da vía libre a la implantación en España del SDDR, siglas del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, lo que en la práctica significa el regreso del antiguo modelo de los envases reutilizables que se guardaban en casa y luego se llevaban al comercio a cambio a de una cantidad de dinero. La ley de residuos y suelos contaminados –ese es su nombre completo– no establece ninguna obligación sobre el SDDR, ni mucho menos plazos sobre su implantación, pero sí supone un reconocimiento de que el sistema –que ya funciona en nueve países europeos, entre ellos Holanda y Alemania– es beneficioso y hay que apostar por él.

La ley, que traspone una directiva comunitaria y actualiza la normativa española en esta materia (1998) obliga a España a llevar a cabo una recogida separada de distintos materiales procedentes de residuos (papel, plástico, vidrio, metales), antes del 2015.

La norma da la estocada a las bolsas de plástico de un solo uso, que deberán quedar erradicadas del mercado español en el 2018. El calendario marca que para antes del 2013 hay que sustituir el 60% de las bolsas de un solo uso no biodegradables; en el 2015 el 70%; en el 2016 el 80% y en el 2018 hay que llegar al objetivo del 100%, a excepción de las que se utilizan para pescados, carnes y otros productos perecederos.

La norma ha sido criticada tanto por los ecologistas, que la consideran poco concreta, como por las patronales del reciclaje, para quienes el SDDR supone una amenaza a su negocio. Las asociaciones de consumidores, por su parte, apoyan el sistema siempre y cuando no repercuta en los bolsillos de los ciudadanos, mientras que fuentes parlamentarias socialistas defienden que la ley “ha quedado equilibrada” y “garantiza las cautelas necesarias” para que solo se implante si queda acreditado que supondrá una mejora.

Una de las grandes incógnitas que se plantean ahora es, además de la fecha en que el sistema podría entrar en marcha, si lo hará en exclusiva o conviviendo con el actual modelo de recogida en contenedores. Varios sectores avisan de que no supondrá lo mismo devolver los envases para quien viva junto a un supermercado que para quien resida en una pequeña población rural.

La ley ocupa 81 páginas y aborda numerosos aspectos, pero los capítulos con mayor impacto social son los que esperan reducir la generación de envases y su efecto económico, especialmente los fabricados a partir del petróleo, y así evitar el problema ambiental que supone deshacerse de ellos. De hecho, los principales beneficiarios serían la botella de vidrio, que permite ser reutilizada 50 veces antes de ser reciclada, y cualquier otro envase que se pueda usar varias veces.

Otra novedad es la creación de una comisión para la cooperación técnica y la coordinación entre administraciones públicas en materia de residuos.

RECICLADO // Por primera vez, un texto legislativo regula los biorresiduos al objeto de fomentar su reciclado y aprovechar de forma óptima sus recursos al tiempo que introduce mecanismos para priorizar el reciclaje de papel usado dentro de la Unión Europea.

De los 51 millones de envases de bebidas que se venden al día en España, aproximadamente uno por habitante, solo se recicla el 30%, señala la Asociación Retorna. El 52% de la basura generada en España sigue acabando en el vertedero, según datos difundidos este año por Eurostat, la oficina de estadística de la UE. H