La Dirección General de Política Lingüística evita polemizar por las quejas emitidas en las redes sociales y a través de la plataforma Chnrge.org sobre la alta dificultad de los exámenes del C1 de valencià de la Junta Qualificadora, celebrados el pasado sábado.

«No es una prueba ni más difícil, sino que es diferente; no es un test como siempre, sino un examen más comunicativo, que busca puntuar las destrezas de comprensión de textos, avaladas por un año de trabajo, y testadas en las EOI y en la Conselleria, adaptadas al 100% al nuevo Marco Europeo de Referencia en las Lenguas, como se advirtió», según el director general de Política Lingüística, Ruben Trenzano.

Un colectivo de afectados por la medida, que está «iniciando los trámites para constituirse como asociación», según una de sus portavoces, Susana Toro, ha recogido ya casi 10.000 firmas en Change.org para «solicitar una prueba de valenciano acorde al nivel C1», y suman más de 1.000 apoyos en Facebook, Por una injusta certificación, dicen. Lo tildan de «demasiado técnico y complejo, imposible e injusto».

Trenzano explicó que «era lo previsto», porque «es un enfoque nuevo» y muchos alumnos han estudiado «con manuales aún antiguos, no actualizados al nuevo C1».