El concejal de Sostenibilidad de Castellón, Gonzalo Romero, se rodeó ayer de un grupo de vecinos contrarios a la inminente declaración de la plaza Santa Clara y calles adyacentes como zona acústicamente saturada (ZAS). Lo hizo en el domicilio de José Rambla, un ciudadano residente en la calle Isaac Peral que rechaza la nueva limitación horaria en la venta de bebidas por parte de las tascas y en la colocación de sillas y mesas en Santa Clara.

Romero incidió en la postura que mantiene el Ayuntamiento desde el pasado martes, cuando anunció el endurecimiento de la lucha contra el ruido nocturno en este céntrico lugar de ocio y restauración para no desobedecer la normativa vigente. “La ZAS no va a suponer el fin de las tascas, los empresarios tienen derecho a generar riqueza en este punto turístico y de relaciones sociales de Castellón”, defendió.

José Rambla expresó su perplejidad por la obligación de declarar ZAS una zona cuyos negocios hosteleros cierran a medianoche los fines de semana. “Entiendo que hay zonas como Lagasca que son discotecas, pero aquí las tascas cierran a medianoche y no alteran el ritmo de vida”, señaló. En la misma línea contraria se expresaron Josefina y Antonio Bausá, dos hermanos residentes en la plaza Santa Clara. “Sin las tascas, el centro histórico perderá su encanto y morirá”, afirmaron. H