La llegada del verano dispara los trastornos alimentarios en Castellón. Así, Ginés Llorca, psicólogo clínico de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Provincial, explica que “es frecuente que el inicio de un trastorno alimentario se sitúe en primavera o verano”. El motivo es que, “al aproximarse la época estival se despierta la preocupación por mostrar el cuerpo” y en estas fechas los adolescentes que no están conformes con su cuerpo intentan acelerar la pérdida de peso y asegurarse la imagen de delgadez imperante. Así, los jóvenes, y predominantemente ellas, inician dietas innecesarias y excesivas, presionados por la inminencia del verano.

También durante el inicio del verano se ha detectado un aumento de solicitudes de intervención en la Unidad de Trastornos Alimentarios, ya que si el problema ha debutado durante el curso escolar muchas familias es cuando lo evidencian, o bien esperan a la finalización de las clases para pedir ayuda profesional, momento en que el problema ya se ha convertido en un trastorno.

Se estima que entre un 2% y un 4% de los jóvenes de entre 14 y 18 años presentan riesgo de padecer algún tipo de trastorno alimentario. Suelen ser jóvenes que se enfrentan a crecer, a madurar y asumir una autonomía e identidad que les defina. Aunque hay casos de trastornos alimentarios en el inicio de la infancia, la edad predominante de aparición es la adolescencia, periodo de grandes cambios corporales, de desarrollo físico y cognitivo y donde se empieza a desarrollar la identidad.

Baja autoestima y el inicio de dietas innecesarias es el común denominador. “El momento de la adolescencia es una época idónea, al buscar la aceptación de sus iguales, pero centran sus esfuerzos en el cuerpo; quieren destacar y atraer, siendo muy vulnerables jóvenes con rechazos sociales o rupturas afectivas”.

La mayoría de pacientes en el hospital de día son chicas jóvenes, entre 13 y 21 años, pero también se suelen detectar casos durante la vida adulta (20-40 años) o incluso realiza intervenciones en trastornos crónicos de edades avanzadas (más de 60), aunque esto último no es frecuente.

Puede haber una tendencia a que se adelante la aparición de estos trastornos siendo los primeros síntomas más precoces con 12 ó 13 años. No obstante, según Llorca, “en nuestra Unidad la detección de algún trastorno más temprano de anorexia nerviosa infantil (entre 9 y 11 años) suele aparecer junto con cuadros depresivos o problemas sociofamiliares importantes (bullying, acoso escolar, separación de los padres, entre otros). H