La exigencia del presidente Javier Moliner de aplicar la eficiencia en la gestión en todos los ámbitos de la Diputación de Castellón le ha permitido cerrar las cuentas del 2017 con un superávit de 15.863.328,58 euros. Esa máxima de la eficiencia en la gestión económica de la corporación provincial le ha permitido cumplir con el objetivo de estabilidad presupuestaria, el límite en la regla del gasto y reducir además la deuda en 9,5 millones de euros dejándola en mínimos históricos al mismo tiempo que mantener una inversión récord en los municipios, mejorando sus servicios.

Tal y como explica el diputado de Hacienda, Salvador Aguilella, "gestionar bien los recursos, de forma eficiente, nos permite invertir más en los pueblos y atender mejor las necesidades de los castellonenses. Esa gestión de la Diputación ha permitido obtener este superávit sin incrementar las tasas, y aumentando los servicios que llegan a todos los vecinos de la provincia y las ayudas que llegan a los municipios a través de los diferentes planes provinciales. De hecho, respecto al 2016, los gastos corrientes aumentan un 4,52% y las inversiones se incrementan en un 2,96%”.

Reducción histórica de la deuda

Esa exigencia implantada por Javier Moliner en la Diputación de reforzar la eficiencia en la gestión le ha permitido lograr una reducción histórica del 92% en apenas cinco años en el presupuesto dedicado a pagar los intereses de los bancos. Así, mientras en 2012 hubo que invertir 3,9 millones de euros al pago de los intereses de los 140 millones de euros que debía la institución provincial tanto a los bancos como al Estado, que ahora esa obligación es de apenas 200.000 euros. tras reducir la deuda acumulada a menos de 50 millones de euros (49,6 millones).

Este trabajo iniciado por Moliner nada más asumir la presidencia de la institución no tiene fin, toda vez que mantiene firme su compromiso de no solicitar ni un euro a los bancos a pesar de que ha multiplicado la capacidad de inversión de la Diputación. Así lo ha ratificado el diputado Aguilella, al asegurar que “en estos años no hemos pedido ni un euro a pesar de que hemos multiplicado las inversiones y los servicios que estamos prestando a los 135 municipios de la provincia”.

No se trata solo de los intereses, ya que el esfuerzo presupuestario que dedica ahora la Diputación a la devolución de los créditos -intereses más amortización del principal de la deuda- ha pasado de ser casi 10 euros de cada 100 euros presupuestados en el 2012, a superar apenas 3 euros de cada 100 presupuestados ahora. Hay que tener en cuenta que en el primer presupuesto aprobado bajo la presidencia de Javier Moliner, en el 2012, se contemplaban para devolver deuda 11.473.205,39 euros de los más de 116 millones presupuestados, en 2017 esta cantidad se redujo a 4.511.008,36 euros a pesar de crecer el presupuesto global hasta más de 131 millones de euros.

Plazos más cortos de pago

De igual modo, mejorar cada año la ya excelente salud financiera de la Diputación permite a la institución provincial cumplir con una de las máximas instauradas por Moliner a la hora de convertir a la Administración provincial en una aliada del tejido económico y social de la provincia, reduciendo al máximo el periodo medio de pago a proveedores hasta situarlo en apenas cuatro días, cuando en el 2011 era de hasta 40.