Las fugas detectadas por los técnicos de la Diputación en 57 municipios pequeños de la provincia de Castellón provocan pérdidas de agua potable que servirían para abastecer a una población de unos 70.000 habitantes, 20.000 más que Vila-real, que cuenta con 50.000. Se trata de una cantidad de 4,76 hectómetros cúbicos (Hm3), el equivalente a lo necesario para llenar casi la mitad del pantano de Ulldecona.

El informe de inspección de redes de agua realizado por los técnicos de la Diputación revela que en los 189 chequeos que se realizaron durante el último año a petición de los 57 municipios encontraron un total de 225 fugas, de las que 110, el principal grupo, se localizaron en las acometidas domiciliarias, 83 en tuberías generales, 9 en llaves de paso y 23 en el interior de las viviendas.

En este último supuesto la reparación de la deficiencia corresponde a los propietarios de las residencias particulares, mientras que en el resto de los casos corresponde a los ayuntamientos.

El diputado del Ciclo del Agua, Juan Bautista Juan, explica que los pueblos cuentan con líneas de ayudas que pueden solicitar para financiar estos trabajos, así como destaca la importancia de la evolución, ya que la cifra agua ahorrada es superior a la del 2016, cuando alcanzó 4,2 Hm3.

Desde el punto de vista de Juan, este trabajo es muy relevante, porque «el agua es un bien escaso y no solo se debe gastar la necesaria, sino también ser eficientes para que no se pierda». En términos generales, el diputado asegura que «una de las prioridades para los ayuntamientos es la óptima gestión del ciclo del agua para garantizar el suministro en las mejores condiciones y la eficiencia en el consumo», por lo que también es prioritaria para la Diputación este área.