Los vecinos de Castellón se volcaron ayer en la celebración del Domingo de Ramos. Ataviados con sus mejores galas, miles de personas desfilaron por las calles de la ciudad para dirigirse a las múltiples bendiciones y procesiones organizadas. Muchas más personas, de hecho, que en años anteriores, según coincidían ayer el prior de la basílica del Lledó, Josep Miquel Francés, y la presidenta de la Cofradía Cristo de Medinaceli, Carmen Forés. “Lo más bonito ha sido la presencia de muchos niños con sus palmas. Han venido muchas familias con sus hijos, incluso de pocos meses, a presentárselos a la Virgen”, rememoraba Francés.

Bendiciones y procesiones se sucedieron durante toda la mañana, comenzando por la capilla de la Sangre, a las once, que coincidía en tiempo con la bendición realizada por Francés y que este año se hizo en la explanada del hogar de ancianos, punto desde el cual se inició la procesión y la misa cantada por la coral Veus del Lledó. Tras la eucaristía se abrió el camarín de la Virgen y se dio la vuelta a la imagen, que ahora mira hacia el altar. Un acto en el que, además de centenares de vecinos, participaron varios ediles del ayuntamiento, como José Masip, Begoña Carrasco y Beatriz Jiménez. “Ha venido tanta gente a ver a la Virgen que no hemos podido cerrar la basílica hasta pasadas las dos de la tarde”, apuntaba ayer el prior de Lledó.

También la Cofradía de Cristo de Medinaceli celebró la entrada de Jesús en Jerusalén con la bendición de palmas, procesión y la misa en la parroquia de la Sagrada Familia antes de cerrar la jornada con una gala poética. Además, la cofradía ha organizado para esta tarde su tradicional Vía Crucis, que saldrá de la Sagrada Familia después de la misa de las 19.30 horas. “Es un acto muy popular en el que reunimos a mucha gente”, comentó Forés. H