Los dueños de las tascas valoran llevar al juzgado el conflicto con Castelló sense soroll y pedir a esta entidad daños y perjuicios por la caída de clientes. Así lo afirman después de que el Tribunal Supremo haya anulado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) que anulaba la permisividad para beber alcohol en las calles de las tascas. Eso sí, su exigencia de daños y perjuicios es complicado que prospere dado que la sentencia que prohibía beber en la calle no se llegó a aplicar nunca.

Y es que una ordenanza declara la excepción de esta zona para poder beber en la calle por su «carácter tradicional y emblemático», señalaron ayer desde el Ayuntamiento de Castellón. Por eso, fuentes del equipo de gobierno se mostraron «razonablemente satisfechas» con la sentencia del Supremo que permite, de momento, continuar bebiendo.

Pero en el equipo de gobierno prefieren ser prudentes y no lanzan las campanas al vuelo. No en vano, ahora es el TSJCV el que debe, de nuevo, fallar sobre si es legal o no beber alcohol en las tascas. Y, según apuntan desde el consistorio, ni este ni el demandante (Castelló sense soroll) pueden presentar nueva documentación para tratar de hacer variar o reforzar la postura del TSJCV del 15 de septiembre del 2015.

Y es que es el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat el que debe entrar ahora al fondo del asunto, que está regulado por normativa autonómica y la citada ordenanza municipal. Esto lo hará cuando reciba la comunicación del Supremo sobre la reciente sentencia, pero tampoco hay un plazo fijado para ello.

Así las cosas, desde el consistorio quisieron ayer limar asperezas con Castelló sense soroll y recordaron que está vigente la limitación de la venta de alcohol a partir de las 22.00 horas y diferentes medidas para reducir el ruido. También desde Castelló sense soroll se mostraron conciliadores y apuntaron a este diario que el Ayuntamiento «se está portando bien» e intenta «cumplir» las sentencias. Eso sí, no escondieron su gran malestar porque ahí «se permite beber» y no pueden «protestar, al contrario que en el resto de la ciudad».

Además, señalaron que este asunto es «una carrera de fondo» en la que se avanza hacia la regulación final. En este sentido, desde el equipo de gobierno se mostraron convencidos «de poder compatibilizar el ocio en una zona singular con el descanso».