La Conselleria de Educación dio ayer el visto bueno al uso de libros usados en los centros, aunque no precisó el calendario de implantación de la iniciativa, presentada por la FAPA Castelló Penyagolosa. En una reunión que duró más de dos horas, y en la que estaban presentes la Confederación Valenciana de APA, la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia, y la Confederación Gonzalo Anaya, la consellera Mª José Catalá dio un impulso importante a la creación de un banco de libros en los centros que pasen de curso a curso para “ayudar a que, en estos tiempos, y con los ajustes que sufrirá el bonolibro, ningún niño se quede sin libros de clase”, explicó la presidenta de la FAPA Castelló, Loli Tirado.

La consellera señaló a los padres que se aplicará “lo antes posible”, sin precisar fechas, que están pendientes, según Tirado, “de los trámites administrativos de la Conselleria, que deberá definir la normativa para llevarlo adelante”, así como ver de qué manera se financia su arranque. Los padres, representados en las tres entidades asociativas, pidieron que se ponga en marcha “cuanto antes” en los colegios de toda la Comunitat Valenciana.

MANOS A LA OBRA // La presidenta de la FAPA Castelló señaló, asimismo, que la consellera aseguró que se pondría manos a la obra de inmediato, dada la viabilidad del proyecto, y el consenso logrado entre las entidades. “El banco de libros se instauraría tanto en los centros públicos como en los concertados, como una manera de ahorro, creando un fondo de temario para, al menos, cuatro años, y gestionado desde los centros, que lo integrarían en su programación general anual”, dijo Tirado, explicando que “una de las máximas que se piden en el proyecto es que los libros duren cuatro cursos mínimo, no máximo como ahora”. “Los libros serían del centro y pasarían de unas manos a otras, con la responsabilidad del usuario a devolverlo en condiciones para el que viene detrás, o pagarlo”. H