Las bodegas y viticultores de la provincia se encuentran estos días enfrascados en la vendimia en una campaña en la que bajará la producción, pero en la que la calidad de la uva hace prever una añada “histórica”, señala el presidente de la Indicació Geogràfica Protegida Castelló, Ismael Sanjuan. También el secretario de la IGP, Vicent Bellés, destaca que la uva “reúne muy buenas condiciones para ser una gran cosecha”.

El motivo es la sequía que ha asolado la provincia durante el último año. La falta de agua ha provocado que la producción baje en “al menos medio millón de litros de vino” --habitualmente la provincia produce entre 2,5 y 3 millones de litros, apunta--. También desde la Unió señalan que la cosecha puede ser un 25% inferior a la pasada. Pero esto se compensará con “la mayor calidad” de la uva desde que en el 2003 empezó a andar la IGP, señala Sanjuán. Bellés reconoce que la uva “tiene mucho azúcar y sacará mucha graduación para hacer un vino de calidad, de 13 a 13,5 grados”, algo necesario para permanecer en las barricas, apunta, y para “aportar más aromas, más sabores”. “La uva con poca graduación es para vinos jóvenes o rosados”, manifiesta.

Chardonnay y Shirah // Para plasmar estas buenas perspectivas, en la Bodega les Useres, la más grande de la provincia, trabajan estos días recolectando las primeras variedades. Comenzaron a principios de semana con la Chardonnay y Shirah, para pasar al Cabernet Sauvignon y al Tempranillo y en esta semana cosecharán la Macabeu. A final de mes será el tiempo de las Monastrell, Garnacha y Bolicaire, una variedad autóctona en recuperación en Castellón.

Si se confirman los buenos augurios, a pesar de la reducción de producción, Sanjuán espera, el año próximo, superar los 656.519 litros que se embotellaron bajo el paraguas de la IGP en el 2013 (este año todavía no hay cifras dado que no se ha cerrado el ejercicio). “Vamos a certificar más cantidad”, afirma.

De hecho, este es el auténtico reto al que se enfrentan las 12 bodegas encuadradas en la Indicación, que va en franca progresión (a principios de año eran 9). Dado que certificar el vino es caro (hay que superar muchos controles), actualmente mucha producción sale a la calle sin el registro de calidad y a un precio más competitivo. Para ello, las bodegas trabajan para ampliar mercado.

Sobre todo “en las grandes capitales” españolas y “en el extranjero”, dice Bellés, donde la Bodega les Useres envía el 15% de su producción. Desde los mercados europeos (Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica), hasta “los países escandinavos, Asia y Norteamérica”. El reto es “multiplicar” los envíos, señala Bellés. No en vano, “el mercado extranjero funciona mejor”, señala Sanjuán. En cuanto al mercado local, señala que “todavía estamos muy enriojados” después de muchos años sin vinos propios. Para crecer, espera aprovechar la que “podría ser la mejor cosecha de la historia”. H