Para las empresas citrícolas provinciales es tiempo de reforzar vínculos comerciales y de establecer nuevos. Así lo están haciendo en Fruit Logistica, que se celebra hasta hoy en Berlín. En la feria agroalimentaria más importante de Europa, los empresarios lanzan una reivindicación: la necesidad de abrir de nuevo el mercado ruso a la naranja castellonense, un objetivo que se suma a China y el sudeste asiático, de los que ayer informó este diario.

Tanto el presidente de Asociex, Jorge García, como su vicepresidente Rafael Capella solicitan a la Comisión Europea que negocie con las autoridades rusas “para que retiren el veto” (que entró en vigor en noviembre del 2014). No en vano, Rusia “era un país importante para nosotros”, señala García, al que se llegó a enviar naranja desde Castellón por valor de 9,46 millones de euros en el 2012, cuando incluso partieron dos barcos del puerto con clementinas, al estilo de lo que se hace con los Estados Unidos.

Ahora, aunque la situación económica de Rusia es más difícil y la devaluación del rublo dificultaría la exportación, “es un mercado potencial”, con una gran cantidad de consumidores, apunta el presidente de Asociex, con el que sin embargo no tienen ni la posibilidad de negociar.

Así lo constató precisamente ayer Capella, quien, en Fruit Logistica, acudió invitado “a un estand de Rusia y les tuve que decir que no les puedo enviar”. Esto constata el interés de este mercado por la clementina de Castellón, pero, lamentablemente, “no hay perspectiva de futuro de que puedan abrir las fronteras”, señala el también gerente de la cooperativa Agroal.

Aunque el mercado ruso nunca ha sido demasiado importante (los 9,5 millones de euros del 2012 solo supusieron el 1,5% del total de las exportaciones citrícolas de Castellón, según el Icex) y a él iba destinada fruta con un valor comercial moderado (fundamentalmente calibres pequeños), daba salida a fruta que no tenía demasiada aceptación en los mercados tradicionales, algo que permitía unos ingresos extra y mejoraba la cotización del resto de la producción.

Ahora, con la caída de envíos a los EEUU y la necesidad de abrir nuevos mercados, el veto supone un problema, al que se le añade otro nuevo. Y es que el cierre de la frontera rusa a Turquía por el conflicto sirio convierte a este país “en otro competidor en Europa”, remarca Capella. H