El equipo de gobierno de Castellón sigue buscando el consenso para la adaptación del topónimo de la ciudad a la forma exclusiva en valenciano; Castelló de la Plana y Grau de Castelló, y en principio, la propuesta irá al pleno del próximo 22 de febrero.

Lo dijo ayer la portavoz del gobierno municipal, Verònica Ruiz, calificando de simple «discrepancia» los posicionamientos encontrados por los dos partidos de gobierno (PSPV y Compromís) respecto a la forma de aprobar la iniciativa, después de que los socialistas se abstuvieran en la comisión plenaria, dejando en el aire el apoyo a la propuesta de su socio hasta conseguir el máximo consenso para iniciar los trámites de la normalización del nombre de la ciudad. Y es que sin los votos de los socialistas, no habría la mayoría simple necesaria para dar luz verde a la tramitación.

DE ACUERDO EN EL FONDO // «PSPV y Compromís estamos de acuerdo en que la alteración ha de llevar a la unificación histórica y lingüística del nombre. La discrepancia viene porque se buscan más votos de los que actualmente puede haber», manifestó Ruiz.

«No hay crisis de gobierno. Hay que reconocer que tenemos poca cultura de la discrepancia. Se insta al gobierno, desde el propio gobierno, a buscar ese consenso y en eso se está trabajando». «Ojalá sea por unanimidad, aunque lo vemos difícil, y se trabaja para conseguir la mayoría posible».

Respecto a la forma en la que se está buscando este consenso, la portavoz del equipo de gobierno no clarificó si hay una calendarización o una planificación, aunque sí dijo que lo que se hará es «dar un expediente con los informes de los expertos en historia y lingüística de la ciudad, y de fuera , que dicen cómo debe ser el topónimo y las alteraciones que ha sufrido a lo largo de la historia, es decir, la visión científica». Ruiz insistió en que «el gobierno sigue buscando consenso porque nuestra vocación de partida es la búsqueda de acuerdo mayoritario, en cualquier punto del orden del día del pleno».

La portavoz del equipo de gobierno aunó así las posturas de PSPV y Compromís después de que en la comisión plenaria del jueves se evidenciará que entre ellos no hay consenso y los distintos criterios para aprobar una nomenclatura única. Los socialistas defienden el máximo consenso, mientras que desde Compromís se insiste en el decreto del Consell para el cambio de la toponímica, que solo requiere de mayoría simple para llevarla a cabo.

Echando mano de hemeroteca, en la vecina València, el pleno del Ayuntamiento del 21 de marzo del 2017 aprobó el cambio en la denominación de la ciudad al valenciano por unanimidad. Dieron luz verde así a una iniciativa que ya estaba aprobada, aunque no ejecutada, desde el año 1996, con los votos del exdirigente de Unió Valenciana Vicente González-Lizondo, la entonces alcaldesa Rita Barberá y PSPV y EUPV.