El inquieto albinegro Ximo Alcón me confirma el hecho. Este próximo jueves, día 31, Chencho hubiera cumplido sus primeros cien años. Y cuando el C.D. Castellón ha estado rondando la posibilidad de ascenso de categoría, tengo la intención de felicitar a todos los albinegros por ello, abriendo esta página en su honor.

Militar de profesión y nacido el 31 de mayo de 1918 en Arnedillo, de Logroño, es decir de La Rioja como a él le hubiera gustado que lo dijera, se adornó siempre de una contagiosa pasión castellonera. Enamorado de las fiestas y las costumbres de Castellón, difundió al fútbol albinegro como un símbolo de amor a nuestras cosas, fútbol y fiestas.

Lleva su nombre un complejo deportivo y es poseedor del a Medalla al Mérito Deportivo.

EN VERANO. Cada día del mes de agosto, Chencho me hacía oír la música amable y golosa de sus halagos por mis escritos, mientras me ayudaba entre el Torreón y el Voramar a construir mis torres de arena sobre la playa, viendo después como el mar las iba borrando con sus olas. Y para que nos oyeran quienes estaban contemplando como nosotros el humo de los barcos, lo hacía con su portentosa voz de gran locutor de radio.

Y es que era además tan espectacular y positivo en sus presentaciones que un día, desde su villa de Monte Molino, en las alturas de Benicàssim, en la que acogía en verano a sus hijos y a sus nietos, pero también familiares y amigos, se le oyó pronunciar unas frases mágicas, muy a tono con su carácter. Una tormenta de agua había descargado por la noche, pero cuando el sol aparecía prometedor por el horizonte, se asomó por sorpresa en su terraza desde donde se divisa el mar y su voz que se dirigía a los invitados, retumbó por todo el término municipal.

--«Señoras y señores, hoy la naturaleza y la Divina Providencia nos obsequian con un día radiante y luminoso. Cayeron anoche unas gotas de rocío y si se asoman conmigo, verán cómo no cabe este inmenso paisaje en la terraza. ¡Y juraría que vamos a vivir todos una de esas jornadas en las que anochece a las dos de la madrugada..!».

Así era Chencho. Ya es sabido que falleció el día 12 de mayo de 2003 a sus casi 85 años de edad.

LA VIDA. Hijo de Isabel del Pozo y el constructor Julio López, matrimonio que tuvo tres hijos, Crescencio, Mari y Francisco, con los que se trasladó muy pronto a la capital de su provincia para que los tres estudiaran en las acreditadas Escuelas Pías.

Chencho vino a Castellón en 1939 como avanzadilla de su familia, con el aluvión de jóvenes de la guerra civil, formado parte del IX Batallón de Infantería de Nápoles, precursor de la reorganización de nuestro Tetuán 14. Aquí ocupó la Secretaría del Gobierno Militar en varias épocas y estuvo también en la Caja de Reclutamiento. Cruzó por todos los niveles militares, cabo, sargento, brigada, subteniente, teniente, alférez y capitán, grado con el que pasó a la reserva a los 54 años. Al fallecer tenía la graduación de Comandante Honorífico.

Desde sus actividades profesionales supo ser un militar que irradiaba servicio permanente, no solamente a la patria, sino también a la vida social, deportiva, festiva y cultural de Castellón.

Su boda con Dorita Barquero Segura, sus hijos Maribel, Dorita y el periodista de TVE Luis Miguel, al igual que sus cónyuges, sus nietos Diego, Miguel, María y Javier, con los demás parientes, rezuman el nombre de Castellón por todas partes y actividades.

El fallecimiento de su esposa en 1986, produjo en Chencho y su familia una gran conmoción, como es natural. Y en sus días de retiro silencioso, planearon en las mentes de todos, sus apasionados esfuerzos a favor de Castellón en todas sus facetas.

RADIOFÓNICO. Su vida en el periodismo radiofónico, geniales entrevistas, memorables retransmisiones, críticas y comentarios sobre cine, teatro, exposiciones y editoriales patrióticas llenas de fuego; su engrandecimiento del interés por las fiestas de la Magdalena, desde aquellos primeros Carteles radiofónicos, pasando por la revista Gaiata, con textos iniciales de Eduardo Codina y Manolo Sanz, después los míos durante unos años, más tarde de Quiquet de Castalia y Paco Pascual… En otro orden, el Fadrí d’Or de la Junta de Fiestas, su alegría explosiva como Moro d’Alqueria y el gran homenaje de las entidades del deporte de toda la provincia, con la entrega a Chencho de la Medalla de Oro al Mérito Deportivo. Y la nostalgia de aquellos años como Secretario General del Club Deportivo Castellón, el equipo albinegro.

Chencho se había incorporado a la vida ciudadana recién llegado a nuestra tierra desde los micrófonos de la emisora EAJ-14, Radio Castellón, que había sido inaugurada en septiembre de 1933 con licencia para su funcionamiento desde una casa vecinal de la Plaza Mayor. Y después en 1935, con los estudios en un piso del edificio del Teatro Principal.

Desde muy pronto, Chencho fue la voz de Castellón en España a través de varios programas en la Cadena Ser, los de sus amigos Boby Deglané y José Luis Pécker, pero especialmente el Carrusel que dirigía Vicente Marco. Sus Ráfagas Deportivas, que se ilustraban con aquel silbato de árbitro que le regaló Carlos Murria, fueron el trampolín para su revista semanal radiofónica Estadio, a la que nos incorporamos varios colaboradores, encabezados por el singular Kim Bujía en los populares deportes del motor.

La verdad es que la vida profesional de Chencho está llena de anécdotas y sucesos. Todos recordamos aquel primer infarto de 1991 al descender el equipo albinegro de la Primera División. Y la operación a corazón abierto en enero de 1992, con la vista al abrir los ojos de la figura del alcalde José Luis Gimeno, para comunicarle el acuerdo municipal de la construcción del Polideportivo Chencho, que se inauguraría un tiempo después.