Se integraron bien los rumanos en Castellón tras su llegada a principios de los años 2000, atraídos por el empleo? Cada uno tendrá su propia opinión, pero un estudio realizado conjuntamente por la Universitat Jaume I y la Universitat Autònoma de Barcelona concluye que sí, y que uno de los elementos clave fue el clúster cerámico de la provincia.

José Luis Molina, que es codirector de la investigación, asegura que en Castellón «no se han producido conflictos importantes entre la población autóctona y los inmigrantes», pese a que los rumanos llegaron a ser «un 14% del censo». El ensayo, publicado en la revista especializada European Planning Studies, analiza otros casos como el de la ciudad italiana de Prato, donde se asentó una comunidad china que ha sufrido varios brotes de violencia.

Según Molina, lo que distingue ambos escenarios es la existencia, en la provincia, de un distrito industrial importante centrado en las empresas cerámicas. Y es que, afirma, «el azulejo proporcionó estabilidad y continuidad a los inmigrantes, lo que les permitió acceder a unos ingresos, a una hipoteca, a la creación de una familia y, en definitiva, a tener una perspectiva de futuro considerando Castellón como su nueva casa». Es por ello que se integraron mejor que otras nacionalidades.

LA CRISIS COMO REFUERZO // Aunque pueda parecer lo contrario, el estudio evidencia que la crisis «reafirmó» la voluntad de la comunidad rumana de fijar su residencia en la provincia. El motivo es que, aunque muchos se fueron buscando nuevas oportunidades laborales, «Castellón no dejó de ser la base a la que volver cuando la situación mejorara». Mediterráneo ya publicó recientemente que la población rumana vuelve a crecer tras años de bajada.