La cada vez más difusa línea que separa las urbanizaciones de montaña de la superficie forestal, conocida técnicamente como interfaz urbano-forestal, trae de cabeza a bomberos, agentes forestales y alcaldes de la provincia. Y lo ocurrido el pasado fin de semana en la Vall d’Uixó y Peñíscola, donde 160 vecinos fueron desalojados durante horas ante el peligro de que el fuego devorara sus chalets, es una prueba más del peligro que pueden llegar a correr las 500 urbanizaciones de Castellón en el caso de un incendio. Este verano todas las alertas están activadas: sequía extrema, altas temperaturas y decenas de cultivos abandonados, lo que ha provocado que la vegetación de matorral, con una gran carga de combustible, se adueñe cada vez más de las parcelas yermas. Conclusión: la zona donde acaban las pinadas y comienzan los chalets es un auténtico polvorín.

Para evitar que las llamas acaben devorando las casas, ingenieros de montes, agentes medioambientales y expertos en prevención de incendios recomiendan a las urbanizaciones un plan de autoprotección. Hoy por hoy pocas lo tienen. “Claro que son necesarios esos planes. Hay chalets y masets en la provincia donde las ramas de los árboles tocan las ventanas. Eso puede ser muy bonito, pero en caso de incendio es peligroso”, argumentan desde la delegación en Castellón de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (Aeafma).

En términos similares se expresa Ferran Dalmau, coordinador de Planificación del Medio Forestal y Prevención de Incendios de la Plataforma Forestal Valenciana. “Hay que adaptar las urbanizaciones a los incendios forestales porque estos van a estar ahí”, dice, y apuesta por una planificación que incluye una parte preventiva y otra de emergencias.

A falta de planes de autoprotección, la Conselleria de Gobernación publicó hace unos meses una guía de medidas para sensibilizar a ayuntamientos y vecinos de urbanizaciones de montaña. Este manual recomienda que los ayuntamientos incorporen cortafuegos en torno a las urbanizaciones. También incluye una serie de consejos a los vecinos.

OBLIGACIÓN POR LEY // A la vista de que son mínimas las urbanizaciones con planes de protección, la Conselleria no descarta obligar por ley a los propietarios a que cuenten con unas medidas básicas que, según los expertos, pueden ser esenciales para evitar que el fuego se propague. “Es probable que en la próxima comisión de Protección Civil se aborde este tema”, aseguran fuentes del departamento que dirige Luis Santamaría. La comisión se celebrará después del verano.

En la Comunitat no existe una regulación específica, pero hay autonomías que obligan por ley a las urbanizaciones de montaña a autoprotegerse. Uno de los ejemplos es Galicia. Desde el 2007, la Xunta obliga a las urbanizaciones situadas a menos de 400 metros de terrenos forestales a asegurar una franja de protección de 25 metros de ancho a su alrededor. Además, los propietarios tienen que correr con los gastos que representan dichos los planes, que deben ser presentados ante los ayuntamientos. No cumplir la legislación conlleva una multa de hasta 60.000 euros. H