Durante décadas si una familia tenía algo de dinero ahorrado la fórmula elegida para guardarlo era el depósito a plazo fijo. No daba sorpresas y, aunque rendía menos que otros productos, al final el ahorrador hacía suya la máxima que dice que más vale pájaro en mano que ciento volando. Pero llegó la crisis y con ella los tipos de interés cero. El problema es que esa política monetaria es buena para quienes están más endeudados, pero castiga el ahorro. ¿La consecuencia? Solo en Castellón un total de 1.624 millones de euros han salido en los últimos dos años de los depósitos a plazo hacia otros destinos. ¿Dónde han ido a parar? Fundamentalmente, a las cuentas corrientes, el paso previo al consumo.

Durante el 2016, la rentabilidad media de los depósitos cerró en mínimos. El tipo medio ponderado de los plazos fijos constituidos durante el mes de noviembre fue del 0,12 %, según los datos del Banco de España, y diciembre no fue mucho mejor. A falta de conocer los datos del último mes del año, la rentabilidad media de los depósitos acumulaba en noviembre 13 meses de bajadas consecutivas, unos datos que contrastan con los del 2008, cuando rendían al 4,18%. A partir de esa fecha las cifras fueron a la baja: en el 2011, un ciudadano que ingresara su dinero en un banco mediante un depósito a más de dos años obtenía una rentabilidad del 2,64%. Esa cifra fue reduciéndose al 1,96% en el 2012 y al 1,85% en el 2013, Cayó por debajo del 1% un año después hasta alcanzar un mínimo en el 2016.

Ante este panorama decenas de pequeños ahorradores de Castellón no han tenido más remedio que cambiar de estrategia. Dos datos bastan para enterlerlo. A finales del 2014, el dinero que familias y empresas de la provincia guardaban en depósitos a plazo alcanzaba los 7.112 millones de euros. Dos años más tarde eran 5.488 millones. O lo que es lo mismo, casi un 30% menos.

La tendencia en el resto de España es absolutamente la misma. De hecho, un reciente informe de la patronal de instituciones de inversión colectiva y fondos de pensiones Inverco destaca que durante el tercer trimestre del pasado año los depósitos a plazo «continuaron reduciendo su ponderación en España», y ya solo suponen el 15,3% del ahorro financiero de las familias españolas, frente a casi el 26% del 2008.

¿DÓNDE GUARDO EL DINERO? // Las estadísticas del Banco de España concluyen que las familias y empresas de Castellón huyen en masa de los depósitos a plazo. ¿Y dónde ha ido a parar esos 1.600 millones que en dos años han salido de los depósitos? Una buena parte ha ido a engrosar la cifra guardada en cuentas a la vista, que se han duplicado, desde los 1.820 millones de euros del 2014 a los 3.046 del 2016. También ha habido un incremento de las cuentas de ahorro (un producto, en realidad, muy similar a la cuenta corriente), que han pasado de 2.984 a 3.776 millones. El dinero regresa a las cuentas corrientes, cuyos intereses son apenas 5 centésimas inferiores, pero que tienen una ventaja clara: permiten la libertad de movimiento instantáneo y, por lo tanto, son la antesala al consumo.

Las cuentas corrientes ganan adeptos como también lo hacen los fondos de inversión. En Castellón ya son 66.487 los ahorradores que tienen su dinero en un fondo de inversión (son datos al cierre del 2015), lo que significa que el 11,5% de la población de la provincia es partícipe en algún fondo tanto de renta fija, como mixta o variable. Lo llamativo es que el peso de este producto no deja de crecer en la provincia y solo durante el año 2015 ganó 10.385 adeptos, desde los 56.102 del 2014 a los casi 66.500.

Fondos de inversión al alza y planes de pensiones a la baja. En la provincia solo el 15,5% de la población tiene suscrito un plan de pensiones. En total, son 90.246 los partícipes, con un patrimonio de 690,5 millones. Los planes de pensiones no cuajan y la explicación hay que achacarla a la liquidez, es decir, al hecho de que el ahorrador no puede retirar el dinero hasta que se jubile o, desde el 2015, hasta pasados 10 años desde la primera aportación.