Con fervor y devoción. Los graueros vivieron ayer el día grande de sus fiestas patronales en honor a Sant Pere en un alarde de emociones sinceras y religiosidad popular. Desde tiempo inmemorial el santo marinero está en la conciencia de un pueblo que sabe como nadie evocar los ancestros. Fiesta total con aroma a salitre en el Castellón pescador.

A media mañana tuvo lugar la misa mayor, en el inicio de los actos organizados por la Cofradía de Pescadores del distrito marítimo. Un oficio religioso presidido por el párroco de Sant Pere, Albert Arrufat, quien reivindicó el factor humano del santo de las llaves del Reino de los Cielos. Un San Pedro «que duda, pero que también es fiel a Nuestro Señor Jesucristo» en la evidencia de una fe inquebrantable.

Estuvieron presentes las reinas de Sant Pere, Rebeca Robles y Gal·la Calvo, así como por el presidente infantil, Lucas Bou, y también las reinas de las fiestas de la Magdalena, Carla Berant y Lucía Burguete, acompañadas en representación de la Junta de Festes por Sergio Sánchez y Regina Ballester. La representación municipal estaba encabezada por el teniente alcalde del distrito marítimo, Rafa Simó, con otros ediles del consistorio castellonense tanto del PSOE, PP y Ciudadanos.

OTRA VEZ, PEÑARROJA // Tras la función religiosa, que contó con el acompañamiento musical de la Coral Sant Pere, tuvo lugar el disparo de una mascletà a cargo, un año más, de Peñarroja.

Pero, iba a ser la tarde-noche, la que concitó los sentimientos más preclaros y las lágrimas de júbilo de los graueros. Primero, con la ofrenda de flores al santo que, por segundo año consecutivo tenía lugar instantes antes de la procesión marítima y, después, al grito de Visca Sant Pere!, con la salida triunfal de la imagen del santo marinero desde la parroquia hasta la dársena pesquera, donde embarcaría para surcar las aguas de un dulce, bello y maximalista Mediterráneo.

Mientras, las luminarias se sumaban a la exaltación marinera.Sant Pere bendijo al Grao.