Viernes Santo de esplendor en Castellón. La imagen del Cristo Yacente, paradigma de la Semana Santa en la capital de la Plana, volvió a salir un año más al encuentro de los castellonenses en una cita ineludible. El Sant Sepulcre, objeto de la devoción y el fervor, despertó el respeto y la admiración de los centenares de ciudadanos en la procesión general del Santo Entierro.

Pero, junto al Cristo Yacente, también desfilaron los pasos procesionales de la Dolorosa de Adsuara, la Virgen de la Soledad y Nuestro Señor en el Huerto, que conforman el cuarteto de imágenes de la Cofradía de la Purísima Sangre, organizadora del cortejo, al que se sumaron, un año más las otras hermandades penitenciales como, entre otras, la de Paz y Caridad, venerable congregación que desfiló con sus pasos de La Piedad y el Crucificado, con un admirable cuerpo de costaleros; como así también la de Santa María Magdalena y su trono titular o la Venerable Orden Tercera, con su Nazareno. Previamente, en la capilla de la Sangre tuvo lugar la ceremonia de la bajada del Cristo Yacente en un ambiente de recogimiento y sobriedad. H