Vuelta a las andadas. El Consejo de Ministros aprobó ayer el nuevo real decreto ley de reforma de la estiba y desató de nuevo la caja de los truenos. La abrió porque no ha dado a conocer el texto (en teoría el BOE lo publica hoy) a patronal ni a trabajadores, y ya cuenta con el aval de la Comisión Europea, dijo ayer el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Ante esto, los sindicatos convocaron ocho jornadas de huelga, que comenzarían el día 24 y, de forma alterna, acabarían el 9 de junio.

Como en aquella película le sucedía a James Murray, la situación se repite. La diferencia está en que de la Serna es ahora «optimista» sobre el paso de la norma por el Congreso porque ha recabado apoyos parlamentarios suficientes; y también porque, según dijo, la semana que viene empezará a negociar con sindicatos y empresas la adenda, con otro real decreto, del acuerdo que ya cerraron para acabar de regular el sector. Al parecer, el texto aprobado ayer también incluye guiños a los trabajadores, como que la formación se debe realizar en los puertos, un aspecto clave.

Pero como no se ha dado a conocer el texto, los sindicatos critican la «mentira constante» del ministro, «que el 24 de marzo nos dijo que nos daría el real decreto», afirma el presidente del comité de empresa del puerto de Castellón, Ximo Pesudo. Por ello, no se fían del anuncio de Fomento acerca de la nueva norma.

También Anesco censuró no haber «recibido traslado» ni haber «participado en ninguna negociación» del texto aprobado ayer y llamó «al diálogo a todos los agentes», en clara referencia a Fomento, para evitar los paros.

Por ello, el presidente de PortCastelló, Francisco Toledo, criticó la actitud «absolutamente incomprensible» del ministro, que ha generado «nervios» en trabajadores y empresas, y que «encima deja abierta la negociación». Por estos motivos, teme que la huelga acabe al final plasmándose, «sobre todo si el texto tiene respaldo parlamentario».