La fuerte tormenta de ayer, que descargó granizo en el interior y gran aparato eléctrico, dejó su rastro en toda la provincia con imágenes espectaculares, sobre todo en algunas zonas de alta montaña como Benafigos, donde la acumulación de agua alcanzó su récord con 83 litros por metro cuadrado durante la tarde.

La tromba de agua, que mantuvo en vilo a toda la provincia, se dejó sentir con fuerza en Atzeneta donde, además de la piedra y de los 80 litros registrados, hubo un incendio forestal por la caída de un rayo. Los bomberos del Consorcio acudieron rápidamente a sofocarlo, así como también tuvieron que actuar por este motivo en Benafigos, Culla, Villahermosa y Benicàssim, con un fuego en el Desert de les Palmes.

En Morella la riada fue histórica, formándose un auténtico vendaval con rachas de hasta 80 kilómetros por hora y más de 45 litros por metro cuadrado. El agua corría por sus antiguas calles dejando en las retinas de los vecinos instantáneas únicas. El punto álgido ocurrió a las 15.59 horas cuando la estación meteorológica, como detalló Juan Amela, apuntó la máxima intensidad que fue de 288 litros en ese instante. Un intenso diluvio.

La granizada en Sant Mateu desencadenó problemas en la carretera con el corte de uno de los carriles de la CV-132, muy transitada en esos momentos por estudiantes que regresaban a casa. La masa de piedra blanca helada quedó apartada en las cunetas.

A las 17.30 horas la tormenta llegaba a la Plana para quedarse, ya que hasta altas horas de la madrugada estuvo lloviendo sin cesar. Los truenos y rayos ocasionaron pequeños cortes de luz. Vila-real sufrió inundaciones en los accesos, como la rotonda del Cedre, y calles anegadas. También cayó un árbol. El grupo Fátima de Almassora tuvo problemas con rotondas y calles desbordadas.