Pretendo hablar de los mantenedores en el homenaje-recuerdo al Certamen Literario de la Magdalena. El primero, en 1945, fue el periodista valenciano Mariano Domínguez, experto en la información periodística. Le siguió en 1946 el ilustre militar Miguel Abriat Cantó, que en 1944 había sido nombrado Hijo Predilecto de Castellón. Y fue en 1947 cuando intervino un personaje de altísimo nivel y relieve como Dionisio Ridruejo Giménez. La fiesta en el Principal, en vísperas de la Magdalena, constituía un acto que daba tono y prestigio a la ciudad, y que se mantuvo hasta 1983. Desde entonces, se adentró ya en una etapa en la que se ponía el acento en lo que se llama la Flor Natural, es decir, Premio de Poesía Flor Natural de Castellón, ya sin mantenedores, aunque tengo frente a mí la relación de quienes habían intervenido como tales, ocupando el escenario personalidades como Joaquín Ruiz Giménez, Joaquín Calvo Sotelo, Vicente Sos Baynat, Solé Villalonga, Federico Muelas… Jesús Suevos que fue el único que repitió. Hubo otros significados castellonenses entre los mantenedores y el último, en 1983, fue el profesor y novelista José Luis Aguirre Sirera, personaje literario muy ligado al Premio Nadal, ganador del Premio Armengot de Novela Corta con La risa y el llanto.

EL COR DISTRET // En ese año que hoy sitúo al protagonista, de 1947, ganó el premio de Poesía del Certamen Literario la obra escrita en valenciano Balada del Cor Distret, de nuestro Bernat Artola Tomás, que tuvo que ser premiado ya en el 45, pero que al estar escrita en valenciano, todavía entonces, dos años de diferencia, no estaba bien visto por las autoridades nacionales del momento. La obra empezaba así: “Pel blau camí de la mar / una nit de lluna plena / oí plorar la sirena / contra les roques el mar. / Era una queisa de mort / i el navegant que l’oía / l’erótic encís fugía / cercant els braços del port. / Seguint el ritme senzill / de la veu enamorada / vaig aprende la tornada / sense saber el perill, / i trové el camí poruc / de son plany entre ones, / puix les sirenes plorones, / és plorant com fan l’embuc / no em donà calor ni fret / son encis irresistible / a son plànyer insensible, / el meu cor restà distret”.

Mientras el poeta recitaba sus versos, la emoción y el entusiasmo se adueñó del Principal. Bernat seguía hasta el final con entusiasmo: “Oh donzella! / Tan sol tu / podies fer el miracle / de vencer l’etern obstacle / que mai no pogué ningú! / De tot guardes el secret / en tot pit enamorada. / Per l’amor de ta mirada / el meu cor ja no és distret.”

LA VIDA // La vida del mantenedor del Certamen Literario, Dionisio Ridruejo Giménez, había comenzado el 12 de octubre de 1912 en la ciudad de Burgo de Osma, llamada también Ciudad de Osma, cuyos vecinos eran conocidos como los burgueses. Pequeña ciudad con raíces medievales, situada en la provincia de Soria. Y es como un núcleo vital de comunicación entre Castilla y Aragón, con sus calles y plazas porticadas y edificios barrocos.

Su padre, también Dionisio Ridruejo, era un comerciante que se había hecho cargo de la sucursal del negocio comercial y bancario abierto en Soria, se estableció en Burgo de Osma, iniciando un sistema de proliferación, es decir, promover en Castilla 35 filiales.

El chico estuvo en los colegios e institutos locales hasta que manifestó su deseo de ser seguidor de José Antonio Primo de Rivera. Había estudiado en los maristas de Segovia y con los jesuitas de Valladolid, hasta que ingresó en la Universidad María Cristina del Escorial. Y allí ya ocupó algunos cargos políticos de cierta responsabilidad, ayudando a Primo de Rivera. El joven fue el autor de dos versos del después muy popular Cara al sol. Son: “Volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz…” aunque años más tarde, también fue el autor del llamado Himno a la libertad, con otra intención política.

LA DIVISIÓN AZUL // Lo cierto es que, Dionisio fundó en 1940 con Laín Entralgo la revista ‘Escorial’ y en 1941, en otro orden, marchó como soldado raso voluntario a la División Azul, después de haber sido Director General de Propaganda. Ya se ve que estaba viviendo unos años muy contradictorios, desgarrados y críticos de su vida, según confesó él mismo cuando se enfrentó con el régimen del General Franco. Y, personalmente, se atrevió a decirle que “el Régimen se hunde como empresa, aunque se sostiene cono tinglado”. Su desapego con la situación política del momento, se lo explicó todo en una carta a Ramón Serrano Suñer.

Su estancia en Rusia fue determinante en lo psicológico. Allí maduró y se templó como persona y tomó la decisión de no aceptar nada sin antes no revisarlo y cuestionarlo. Del vivir ‘estético’, pasó al vivir ‘ético’. Y así seguiría hasta el final de su vida. Y con ese talante, en junio de 1944 se casó con Gloria de Ros, catalana y se fueron a vivir a Sant Cugat. Ella fue su gran apoyo intelectual en la lucha permanente por restaurar la democracia en España.

Por entonces, ya era muy popular y tuvo ocasión de intervenir como uno de los fundadores destacados de la Unión Socialdemócrata Española, la UDE.

DESTIERRO Y EXILIO // Después de Castellón, fue desterrado unos años en varias ciudades españolas, aunque ya en 1951 el matrimonio se estableció definitivamente en Madrid, dedicándose Dionisio a dar conferencias, luchando además por liberalizar el régimen franquista y fue una época en la que pudo publicar en los periódicos y editar libros, que la censura no se los permitía nadie más que a él. Sin embargo, en 1956, participó activamente en la plataforma Acción Democrática, pero fue encarcelado en alguna ocasión, junto a Ramón Tamames y otros escritores en un movimiento de los más jóvenes y populares.

La crítica literaria le consideraba un buen poeta, que destacó sobremanera con su libro En once años, donde mostraba un formalismo clasicista y una austera conciencia ética. Sus obras Escrito en España y más tarde la titulada Casi unas memorias están todavía en las estanterías muy consultadas de las librerías de toda España.

Otro hecho a destacar es su participación en 1962 en el Congreso de Movimientos Europeos, celebrado en Alemania, bautizado como el ‘Contubernio de Múnich’. Tal vez por ello, fue exiliado en la ciudad de París hasta 1964. Después, hasta daría clases en Madison, de Wisconsin (EEUU) y en la Universidad de Austin, en Texas, unos años antes de fallecer en 1975. Queda el recuerdo de los años que la familia Ridruejo vivieron en América. H