Desde el verano de 2002, vienen apareciendo aquí cada mes de agosto nuestras croniquillas ilustradas por el dibujante Lorenzo y Manolo Portolés siempre tuvo algún protagonismo, ya que todas las noches que la luna nos acompañaba, le ofrecíamos un recital de boleros, tanto desde el paseo de Bernat Artola, como desde la propia arena. Y hay que afirmar que Manolo Portolés, con claridad meridiana, era sobre todo lo demás un músico, un amante de la música desde sus canciones melódicas, a través de sus clases como profesor o como intérprete. Y es que, ya se ha dicho muchas veces, el apellido Portolés está aureolado de una gracia especial para la música.