El idilio entre la costa de Castellón y el comprador extranjero de vivienda vacacional está más vivo que nunca. Y esa buena relación está contribuyendo a levantar el mercado de la vivienda en la provincia, donde una de cada cinco casas vendidas durante el primer trimestre de este año ha caído en manos foráneas. En total, 469 operaciones de compraventa, un 23% más que el mismo periodo del 2017. Pero lo más positivo de todo es que la racha continúa y las inmobiliarias confirman que la demanda es cada vez más alta, con lo que es más que probable que el año se cierre rozando las 2.000 transacciones.

La demanda extranjera no solo ha sido uno de los pilares en la recuperación del mercado inmobiliario provincial en plena crisis financiera e inmobiliaria, sino que actualmente, cuando los precios están subiendo, sigue creciendo. Algo a lo que también ayuda la incesante llegada de turistas internacionales a Castellón: más de 600.000 solo en el 2017, casi 95.000 más que un año antes.

Tras cerrar un 2017 con 1.786 operaciones de compraventa de casas por parte de extranjeros (la cifra más alta en ocho años y más del triple que en el 2010, cuando apenas se cerraron 513 operaciones), este 2018 las cosas también marchan bien. La estadística que maneja el Colegio Notarial de Valencia revela que entre enero y marzo los extranjeros adquirieron 469 viviendas en la provincia. De esa cantidad, 137 las compraron familias rumanas y otras 20 residentes de origen marroquíes. El resto, 312, las compraron familias de Francia, Gran Bretaña o Alemania. O dicho de otra manera: el turista extranjero adquiere en la provincia una media de tres viviendas al día. «Cada vez más hay demanda y lo notamos sobre todo en el cliente alemán y francés, que vuelve a invertir en la costa», asegura Inmaculada Moliner, responsable de la consultora inmobiliaria IK, con sede en Vinaròs.

Pero, ¿qué tipo de clientes extranjeros compra apartamentos o villas en la costa de Castellón? La última estadística del Consejo Notarial de Valencia revela que el grueso son franceses, que vuelven a invertir con fuerza. Un ejemplo: en los tres primeros meses de este año, 75 familias galas se han comprado una vivienda en la provincia, un 7% más que en el mismo periodo del año pasado. En 2017, el número de transacciones ascendió a 315.

Los franceses compran de nuevo apartamentos y chalets en la costa provincial y uno de sus destinos preferidos es Peñíscola, donde el año pasado adquirieron 76 viviendas, el 24% del total. A la ciudad del Papa Luna le siguen Vinaròs (44 operaciones en el 2017) y Alcossebre (43). «La demanda francesa es una de las que más está creciendo. Se trata de un cliente familiar de entre 40 y 55 años que busca invertir en una vivienda vacacional con la idea también de, en un futuro y cuando le llegue la jubilación, pasar aquí largas temporadas», describe Francis Albert, de la inmobiliaria Villas Albert de Alcossebre, que distingue entre dos tipos de clientes. «Un primer grupo que invierte hasta 130.000 euros, generalmente en un apartamento, y otro que invierte de 250.000 a 350.000 euros en un chalet».

Alcossebre está en el punto de mira de las familias de Francia que invierten en el litoral de Castellón y, además, sigue siendo el rincón preferido de los británicos. Y eso que el Brexit se nota. «Ya no gastan como antes y algunas familias que llevaban aquí 30 años han vendido sus casas y se han marchado a su país», explica el responsable de Villas Albert. Aún así, el año pasado se cerraron 71 operaciones de compraventa de viviendas vacacionales a turistas británicos y de enero a marzo de este año han sido 22. ¿Dónde? La mayoría de los británicos sigue decantándose por Alcossebre (7 este año), pero también optan por Benicàssim.

Franceses y británicos acaparan parte de las operaciones de compraventa de segunda residencia en Castellón, pero hay otro mercado que también va claramente al alza: el belga. De hecho, el año pasado los belgas adquirieron 66 segundas residencias, más del doble que en el 206. Esos turistas se decantan principalmente por Peñíscola, Alcossebre, Sant Jordi, Vinaròs y Burriana.

Alemania y Rusia también van in crescendo. Durante el año 2017 los alemanes adquirieron 81 viviendas en la provincia (el año anterior fueron 50) y se decantaron principalmente por Vinaròs, Peñíscola y Orpesa. «Es un tipo de cliente que se inclina más por la vivienda unifamiliar», añade Inmaculada Moliner. Los rusos compraron 34 viviendas, más de la mitad en Orpesa.